En un ambiente de mucha alegría y compañerismo, el marco de las exposiciones Rutas del ADN, del escultor Freddie Cabral con la que celebra 50 años de esculturas en madera, y En tiempo real, fotografías de Martín Rodríguez, el Museo Freddie Cabral celebró este miércoles, en sus instalaciones, el tradicional encuentro con motivo del Día del Artista Plástico Dominicano, reuniendo a personas e instituciones vinculadas a las artes visuales, entre ellas pintores, escultores, dibujantes, grafistas y ceramistas.
El acto inició con las palabras de bienvenida del arquitecto Carlos Bello, maestro de ceremonias, quien presentó a Elena Acevedo, directora del centro. Acevedo agradeció la presencia del público, resaltando la importancia de esta fecha y el valor fundamental del artista en la construcción cultural y social del país.
Como parte del programa, se dio lectura al texto enviado por Marianne de Tolentino, destacada crítica y estudiosa del arte dominicano en el contexto latinoamericano y universal, quien no pudo asistir al conversatorio titulado Arte dominicano: realidades y proyecciones. Fue leído por la doctora Olga Espinal, curadora del museo, la señora Tolentino al concluir escribió lo siguiente: En síntesis, el futuro del arte dominicano depende de su capacidad para pensarse como un ecosistema articulado.
Pasar de un sistema reactivo a uno estratégico supone políticas culturales que fortalezcan los nodos de formación, archivo y crítica; profesionalicen la curaduría y el mercado interno; consoliden redes con la diáspora y los circuitos internacionales; y activen espacios de mediación pública, incluido el turismo. Solo así la producción artística podrá traducirse en memoria, reconocimiento y sostenibilidad, ocupando un lugar consistente en los relatos locales, caribeños y globales del arte contemporáneo.
Por su parte, Olga Espinal señaló que las artes plásticas dominicanas contemporáneas se configuran como un sistema de nodos interdependientes —formación, producción, legitimación institucional, mercado y circuitos internacionales— cuya fortaleza no reside en un único eje, sino en la capacidad de articulación entre ellos. Añadió que cuando estos componentes operan de manera aislada, el campo artístico se fragmenta, limitando su sostenibilidad y desarrollo.
