SANTO DOMINGO.- El Instituto de Previsión y Protección del Periodista (IPPP) y el Movimiento Marcelino Vega (MMV) están de luto. Falleció Lucy Quisqueya Astacio, primera mujer graduada de periodismo en Hato Mayor.
Olivo De León, presidente del IPPP, y coordinador del MMV, informó que el cuerpo de Lucy fue encontrado por el mal olor que despedía, en su ranchito en una lejana comunidad de El Seibo, donde residía.
Afirmó que recibió informaciones de Eduar Villa, secretario general de la seccional del Colegio Dominicano de Periodistas en Hato Mayor, en el sentido de que, ante el mal olor, vecinos de Lucy entraron a su casa y encontraron su cuerpo en descomposición, por lo que tuvieron que sepultarla de inmediato.
Ante esa situación, De León pidió a las autoridades que hagan una necropsia al cuerpo de la periodista para determinar las causas de su muerte, ya que hace varios años, ella denunció en varias oportunidades, que era amenazada de muerte, que había sido agredida y robada por presuntos delincuentes.
De León aseguró que desde hace un tiempo, Lucy venía padeciendo de problemas estomacales, por lo cual estuvo varias veces internada en el Hospital Docente Semma (hospital de los maestros), en la capital; que hace menos de un mes le llamó para decirle que estuvo internada durante cuatro días en dicho centro.
Dijo que siempre sospechó que la periodista, abogada, educadora, mágister y agricultora padeciera de un cáncer estomacal, pues nunca aceptó comer nada, sin importar la hora, el día o el lugar en que se le invitara a saciar el hambre.
Tampoco aceptó que fueran a verla cuando recibía atenciones médicas en el hospital, y se rehusaba a entrar en detalles en torno a sus problemas de salud. Sólo decía que sentía fuertes molestias en su estómago.
Su alto sentido de solidaridad, su desprendimiento, vocación de servicio, su sencillez, humildad, su desapego por los bienes materiales fueron características que acompañaron a Lucy Quisqueya Astacio hasta el momento de su muerte.
Llevó una vida austera, sin pretensiones de ningún tipo, como si fuera monja o perteneciera a una orden religiosa, donde se hacen votos de castidad, pobreza y obediencia. Lo que cumplió al pie de letra como si realmente lo hubiera jurado. En ese sentido, su vida era parecida a la de San Francisco de Asís, el santo de la pobreza que hablaba con Dios, con los animales y con la “hermana, madre tierra”.
Vivía recogiendo juguetes, ropas y cuantas cosas podía para regalarlas a niños pobres. Siempre se rehusó a ser pensionada. Nunca se casó. Ni se le conoció relación amorosa. Sin duda alguna, fue una santa.
A pesar de las dificultades y limitaciones de todo tipo, el 25 de febrero de 2024, se graduó de Mágister en Lingüística aplicada a la enseñanza del castellano, en la Universidad Autónoma de San to Domingo (UASD).
Años antes, se había graduado de licenciada en Comunicación Social, mención Periodismo, la primera mujer en alcanzar este escaño en la provincia de Hato Mayor, y posteriormente de licenciada en Derecho, a lo que añadió una notaría.
Todos estos logros constituyen hazañas prodigiosas, memorables, tomando en cuenta los retos y dificultadas que tenía que sortear a diario esta mujer extraordinaria, como el uso obligatorio de una lámpara humeadora o de linterna de kerosene ante la falta del tendido de cables eléctricos en su paraje.
Era de un calibre muy escaso. Una dama, que detrás de su aparente endeble figura y baja estatura, guardaba una fortaleza que superaba con creces a cualquier atleta. Y que su verdadera pasión fue la agricultura y la ganadería, a lo cual dedicó gran parte de su vida, cuidando el ganado, de sus burros, mulas, y de los frutos que cultivaba; ordeñando vacas, procurando que no le faltara agua, que tuvieran suficiente pasto; cambiándolo de una parcela a otra cuando las hierbas estaban escasas, reparando las alambradas.
En ocasiones tenía que enfrentar a desaprensivos, quienes intentaban robarle el mobiliario de su casa, le cortaban los alambres, le roban los postes y el ganado para venderlos, trataban de despojarla de sus tierras e incluso intentaron asesinarla más de una vez, llegando incluso a apuñalarla, dejándola herida de gravedad.
Luchó incansablemente por la construcción de una casa-oficina para los periodistas de Hato Mayor, su provincia natal; gestionando un terreno y disponiendo de su propio peculio para hacer ese sueño una realidad. Pero murió sin lograrlo.
Lucy, fue realmente, una heroína en la sombra, una mujer de la tercera edad que luchó por lo que creía, a favor de su gente, y de su clase, un ejemplo a seguir.