Himno a la Patria

jueves, 25 de abril de 2024

El Debate Presidencial

Danilo Cruz Pichardo Es saludable para la democracia dominicana el introducir los debates electorales entre los candidatos, empezando por los que aspiran a la Presidencia de la República. El que realizaron Luis Abinader, Leonel Fernández y Abel Martínez, que encabezan las boletas del PRM, Fuerza del Pueblo y PLD, respectivamente, se caracterizó por la altura y el respeto. Se discutieron muchos problemas políticos, económicos y sociales de la vida nacional y la población tuvo la oportunidad de edificarse debidamente. Se podría decir que los tres exhibieron dominio escénico y que sus gestos y ademanes fueron adecuados. En cuanto a los temas, es evidente que Leonel Fernández y Luis Abinader mostraron mayor competencia, ofreciendo estadísticas de los problemas en diferentes fechas y haciendo comparaciones con otros países, aunque se pudo ver, posiblemente, la mejor versión de Abel Martínez, quien fue presidente de la Cámara de Diputados y alcalde de Santiago. Sin embargo, se puede realizar un debate presidencial con altura y con respeto sin excluir temas de la agenda nacional. Para nada se trató el asunto de la corrupción pública, un aspecto que, aunque no aparece dentro de las prioridades de la población, de acuerdo a las firmas encuestadoras creíbles, no deja de ser preocupante para un amplio segmento de la sociedad dominicana. Pese a que los mediadores anunciaron el capítulo transparencia, antes de iniciar el evento, en ningún momento se tocó, no sé si por omisión o por un acuerdo amigable entre los tres aspirantes presidenciales. Sea una u otra la razón, la verdad es que muchos se quedaron a la espera de una cuestión que pudo ser la más candente y que afectaba enormemente al doctor Leonel Fernández, presidente de la República en tres oportunidades y aspirante a un cuarto período. Nunca se fueron a la parte más honda del río. A raíz de la desaparición física de Bosch, Balaguer y Peña Gómez, a Leonel Fernández se le ha considerado como el político dominicano más brillante, sobre todo por su sólida formación académica, pero durante todo el trayecto de esta campaña electoral el asunto de la corrupción ha estado ausente en su discurso, lo que luce ser un tema auto vedado. Cabe destacar que es la primera vez en nuestra historia que un presidente de la República, en búsqueda de la reelección, decide acudir a debatir con sus opositores. Si no es un acto de humildad, habría entonces que decir que es de mucha seguridad y confianza de su obra y de sí mismo. Se fajó a discutir de tú a tú con Leonel, lo que hace algunos años parecía un imposible. Ya Luis Abinader queda consagrado entre los principales líderes políticos nacionales. No se puede dejar de mencionar, sin embargo, que Luis Abinader tiene la gran ventaja de estar compitiendo con una oposición con líderes incumplidores y desacreditados. Todo parece indicar que el electorado se siente conforme con la gestión de Luis Abinader y observa gran diferencia con un pasado caracterizado por los escándalos de corrupción pública. No se puede decir que la Fuerza del Pueblo y el PLD están sepultados, pero posiblemente requieren de mayor tiempo para que sus excesos caigan en el olvido. Y es probable que requieran dar espacio al relevo generacional. Joaquín Balaguer perdió los comicios de 1978 de Antonio Guzmán. Se trató de un 52% contra 43%. Balaguer no pudo subir ese porcentaje para el certamen de 1982, al computar 39%, es decir, bajó, mientras Jorge Blanco alcanzó un 47%, alzándose con el triunfo. ¿Cuáles fueron las razones de esa caída en los números del Partido Reformista? Muy sencillo: los balagueristas no disponían de la avasallante logística del 78 (recursos estatales) y de igual manera prevalecía gran temor de la población de retroceder, volver a los crímenes políticos y falta de libertades ciudadanas. Para 1982 todavía estaban frescos en la memoria de los electores los actos de violaciones a derechos humanos. Y en la actualidad la población no ha olvidado los grandes desfalcos, sobrevaluación de obras y entramados mafiosos del peledeísmo gobernante. Pero retomando el tema del debate presidencial, celebrado la noche del 24 de abril, desde el punto de vista del suscrito, si ese encuentro no le sumó a Luis Abinader, tampoco le restó nada, por lo que los resultados de las firmas encuestadoras continuarían inalterables, con un PRM que podría ganar con un porcentaje superior al 60%, Leonel Fernández rondando el 20 (quizás algo más) y Abel quedándose con un 13 o un 12. Sería una caída brusca del peledeísmo, que en el 2020 obtuvo un 38%. Son estimaciones, para nada se trata de ofrecer datos precisos, los cuales nadie puede adelantar, al menos que se disponga de una bola de cristal.