Por Carlos  José Aquino

Es muy preocupante, la forma en que un manto de superficialidad y chabacanería cubre las actuaciones de una parte importante de las presentes generaciones en nuestro país. Hemos visto tanto que ya nada podría sorprendernos, mientras asistimos tranquilamente a la desarticulación paulatina de las bases éticas y morales de la sociedad dominicana.

En nuestra opinión, esto se debe a una serie de factores, entre los cuales resaltan; la falta de seguridad, la libre comercialización y consumo de las drogas narcóticas en barrios y sectores empobrecidos de la población, la decadencia sostenida en la calidad en la educación pública y privada, la profundización del deterioro moral en el accionar cívico y social, la notable disfuncionalidad e ineficacia del sistema de justicia, la aplicación injusta de los impuestos, ya que gravan el consumo más que la tenencia y las ganancias más que el capital.

Todo lo que hemos expuesto viene a ser el caldo de cultivo de los males con los que hoy debe lidiar la sociedad dominicana, entre los que resaltan; El caos que enfrentanuestro país, en cuanto la movilidad, circulación y alta frecuencia de los accidentes de tránsito a nivel mundial, La delincuencia que crecediariamente, los deplorables resultados de nuestros estudiantes en las pruebas Pisa, la altísima tasa de embarazos en adolescentes, la ruptura demás de la mitad de los matrimonios en los primeros años de unión, los incalificables comportamientos que hoy exhiben los jóvenes y adultos, llenando los diarios, noticieros y redes sociales de feminicidios, atracos, asesinatos, robos, riñas, vulgaridades, así como faltas de respeto y agresiones continuas a las autoridades.

Todo lo antes expuesto, gravita sobre nuestros niños y jóvenes, que ahora ven como figuras icónicas a todo el que se haya hecho famoso. Como ejemplo citamos a los “Artistas Urbanos”, la mayor parte de ellos con escaza preparación académica y sin instrucción, con constante actividad han contribuido a degradar la música popular, de tal modoque ya no es necesarioque sea agradable al oído, no se requiere que tenga buenas letras o armonía, ni siquiera afinación, ni tampoco que se cante.

Basta  con que de manera insistente se haga ruidos y se hable sobre ellos, utilizando lenguaje vulgar, expresiones soeces que denigran a la mujer y estimulan al consumo de drogas, al sexo desenfrenado y a la infidelidad conyugal, contribuyendo en gran manera con la degeneración infantil y juvenil y como premio por estos crímenes, obtienen ganancias millonarias en pesos y dólares, que les permiten competir con el estilo de vida de las súper estrellas de la pelota y ostentar lujos que sólo los narcotraficantes suelen darse. 

Todos estos ingredientes, están contribuyendo a producir una generación con enormes deficiencias estructurales en su dinámica familiar y social, una sociedad que aprendió a exigir derechos, sin tener la mas mínima idea, respecto a sus deberes, sin sentido del deber ni compromiso con el futuro, que no respeta el medio ambiente, ni puede mejorar su entorno, que además tiene una ideatotalmentedistorsionada del éxito, sin deseos de aprender y con la creencia de que lo único valioso es ganar mucho dinero yque no importa cómo se obtenga, lo que si importa es siempregenerar contenido ostentoso, exhibiendo todo aquello que se adquiere, mostrando con orgullo enfermizo todos los lujos y placeres de su día a día. 

En medio de estas circunstancias, es muy difícil poder trazar con seguridad el camino hacia algún punto luminoso en nuestro futuro cercano, parece improbable que la misma rueda maldita y su giro, vayan a cambiar de rumbo por si solos, es mucho menos probable aun, que un gladiador esplendoroso llegue a nosotros armado con su espadapara guiarnos con su gran poder y fortaleza a reestablecer el orden y a devolver la cordura a esta ya casi moribunda sociedad. Tampoco podríamos esperar que un fenómeno natural, a través de fuertes movimientos telúricos o vientos huracanados, vaya a voltear todo este berenjenal para colocarlo donde siempre debió estar. 

La única salida y posible esperanza que vemosse encuentra en el interior de cada uno de nosotros, allá mismo donde taladra constantemente y nos duele en forma lacerante todo esto que sucede, ahí donde se encuentra adormecido y triste nuestro espíritu cívico, en ese mismo punto residen el valor y la decisión para llevar a cabo la transformación requerida.

Primero en forma individual, cada uno de nosotros en su interior, con su propia conciencia y luego en forma colectiva, cuando se haya propagado este sentir y lo podamos convertir en una contagiosa realidadmediante las acciones coordinadas de todos los que hayan despertado. Sólo así podremos levantar nuevamente la bandera de la educación, el orden, la moral, el respeto al medio ambiente, el trabajo honesto, el aprendizaje continuo, la convivencia pacífica, la solidaridad, el amor por nuestros semejantes y nuestra patria. 

Después que hayamos logrado hacer todo esto, podremos decir con orgullo. ¡Que Viva la República Dominicana!