Por Víctor Elías Aquino
Las dos frases que titulan este artículo tienen la proposición “de” una las más usadas en español, y así; se convierte en llave maestra de entrada, y una de las dos forma parte de las expresiones empleadas en la cultura e idiosincrasia de los dominicanos.
En distintos países, se habla de “el muerto de hambre”, como la persona que fallece por no comer ni beber, con la inanición se produce una reducción en los nutrientes, vitaminas e ingesta de alimentos que proveen de energía.
Conforme a cifras del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Alrededor de “733 millones de seres pasaron hambre en 2023”, lo que equivale a una de cada 11 personas en el mundo y una de cada cinco en África, según el último Informe sobre El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo.
Me encanta la creatividad del pueblo dominicano que “llora de alegría y rìe de dolor ante las inclemencias del tiempo y de la vida diaria, Los nacidos en este país hablan de “muerto de hambre” en los casos insensibilidad ante las urgencias o carencias de personas del entorno social.
La Biblia en Hechos 20:35 dice: “En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: “Más bienaventurado es dar que recibir”.
Las personas a la que me refiero parece que no han leído éste verso, y si lo han leído al parecer no les interesa.
Es mi deseo que Dios ponga en el corazón de los me leen este ayudar a los que están en necesidad, y que Dios les pone el caso delante.
Un día, descubrí que, “el muerto de hambre” es el hombre o la mujer que, teniendo de frente la oportunidad de servir y ayudar a otro responde con palabras que pueden o no ser elegantes que al final se traducen como “no me importa”…