Himno a la Patria

martes, 27 de diciembre de 2022

WASHINGTON, JAPÓN y la leyenda



 

Por Miguel SOLANO


Cuenta una oculta leyenda que cuando el 9 de agosto de 1945 cayó la segunda bomba atómica en el Japón, el emperador Hito Hiro llamó a sus comandantes para decirles que anunciaría la rendición incondicional. Los generales gritaron diciendo que no, que pelearian hasta la muerte. Ahí fue cuando Hito Hiro le dijo :

— Si quieren pelear, preparen la venganza para dentro de mil años.

Parece que los norteamericanos conocieron la historia y como no tienen idea de lo que significa el tiempo japonés, decidieron imponerles como sanción el no permitirles a los japoneses tener ejércitos o desarrollar armas. Se les impuso lo que se conoce como "una Constitución pacífica" y se le quitó a Hiro Hito la divinidad de "Dios Viviente". 

Pero ya, ninguno de los que participaron en la Segunda Guerra Mundial están activos, el nido quedó vacío. No para el Japón, cuyas familias y cuyos gobiernos tienen que celebrar, cada año, la masacre de Hiroshima y Nagasaki y jamás hablar de venganzas sino de curar las heridas.

Washington que tenía 30 años planificando la guerra de Ucrania ha logrado desatarla. Los rusos le han salido más sabios y fuertes de lo que ellos pensaban y la Unión Europea, como resultado de su empobrecimiento, se torna, cada vez, más enemiga.

Así que Washintgon podría estar pensando en que una buena idea es armar a Japón y prepararlo para una posible invasión a Rusia. Y esa idea a despertado en el Japón la posibilidad de invertir el 2 por ciento del PBI en armamentos y desarrollar armas nucleares que abrirían la puerta de la venganza. Washington sabe que con los saldados de la Unión Europea no se puede contar para invadir a Rusia, no son tan pendejos. Lo más que han llegado a conseguir son mercenarios, gente que mata por placer y cobra por ello. 

Así que Washington ha vuelto a pensar en el Japón, en los dormidos guerreros del Kamikaze. Cuenta una segunda parte de la leyenda que cuando Hito Hiro estaba al borde de la muerte, luego de haber gobernado durante 63 años, desde 1926 hasta 1989, dijo :

—Ya para mí el tiempo no importa, no tendrá significado. Estaré esperando para darle la mano al soldado que lance sobre América la bomba de la venganza.

Y cada japonés sueña con ser él.

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