Por Miguel SOLANO
Elidenia Velásquez siente cuando llora la luna y siente cuando llora el tiempo y llora con ellos. Yo la vi llorar y fundir los versos y las lagrimas y la vi atrapar la lluvia de primavera y hacer que con su quietud llene la copa.
“El amor es uno de los temas privilegiados de la creación poética desde los versos de la antigua portalira griega Safo de Metilene, o desde los epitalamios de El Cantar de Cantares. Eso lo sabe Elidenia Velásquez, pues desde su primer poemario, Sur Prohibido, cantó a la pasión que desmaya los sentidos, temática que reitera en su segunda obra, Sabor a Mujer, fuero, eco y cauce de la sin par dolencia divina”, eso dijo en el prólogo don Bruno Rosario Candelier, director de la Academia Dominicana de la Lengua.
Elivel es una poeta que viste la piel de las gaviotas de luz y que con el solano humedeces sus ojos y logra que vuelen sus pensamientos y logra que se fuguen sus melancolías. Y en el horizonte que se mescla con la mar guarda sus secretos, guarda la llave perdida y entierra los sueños frustrados.
Al disfrutar de Sabor a Mujer, Elivel te pondrá a deambular por el paraíso de sus encantos, por los abrazos entre versos, por el fulgor de la vida, por ese guardián del tiempo que desde antaño acude a tu puerta.
Elivel logra que su poesía lo habite todo, lo contenga todo. El verso dice mucho de quien es la poeta, puede desnudar su alma a los demás, mostrar sus dignidades. Logra que sus versos habiten los sentidos del lector, que jueguen con los tiempos y que con ese tiempo logre habitarse dentro del amor.
Y es como si sus versos tuviesen un gobierno democrático para que ese amor moderado adquiera profundidad y entre en nuestro ser para bailar en nuestra carne y danzar en nuestros huesos. Y así terminamos dándole gracias a Dios por nuestra sexualidad, por no negar nuestras pasiones.
Elivel no se esconde ante las pasiones: Las explora, las integra para que no le perjudiquen. Hace su viaje interior y llega a ser lo que quería ser.
El verso que vive solo es un buitre o no tiene sangre de Dios. Elivel ha querido mostrar la humanidad de sus versos y los ha puesto a vivir dentro del Movimiento Interiorista que creó y dirige don Bruno Rosario Candelier. Y yo siento que su identidad ha empezado a vivir dentro de mí.
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