¡Para imponer la Ley, primero hay que conocerla!
República Dominicana,
el país donde todo es posible, esta hermosa tierra dónde Cristóbal Colón se
apareció con sus tres carabelas, para acabar con la raza aborigen luego de
conquistar por la fuerza todos lo más preciado que estos tenían: “El Dorado”.
Que se convirtió en la maldición de todos los seres que habitaban en el
continente americano.
Digo todo esto, dudando que el mismo fuera una conquista, sino una expropiación a los bienes de una raza que era de por sí débil y carente de ciertos conocimientos, creyente en un dios de madera y barro, hombres ingenuos y confiados quienes entregaron sus riquezas a cambio de una supuesta civilización.
Desde el 1492 hasta la fecha han pasado varios siglos, sin embargo nuestra Hispaniola sigue siendo tan ingenua como en aquella época, como en los tiempos en que sus habitantes entregaban a sus “conquistadores” todo el oro a cambio de espejitos donde podían percibir sus rostros.
En cambio, ahora transcurrido más de 500 años, cuando ya no existe la raza aborigen, pero los representantes del pueblo no solo entregan el oro, sino la conciencia sin recibir ningún objeto para que los ciudadanos vean sus rostros y se den cuenta lo tontos que son, la ignorancia aún persiste, a pesar de tener la gloria de poseer la primera universidad del continente.
El analfabetismo existe a pesar de los esfuerzos hechos para erradicar el mismo, las leyes por la que se rige el país no son aplicadas a quienes deben aplicarse y aquellos que pretenden hacerlo la desconocen.
El mejor ejemplo lo ha sido cuando un agente de la AMET da un tiro a un neumático de un vehículo en marcha, sin saber que con su terca acción pudo haber provocado una desgracia que afectara no solo al conductor infractor de las normas regentes, sino también a muchos otros ciudadanos.
Pero es que estamos viviendo en un país en donde la medicina es peor que la enfermedad, donde la vida de un ser humano no tiene ningún valor, en lo que va de año en la República Dominicana cerca de 800 personas han perdido sus vidas por homicidios y asesinatos; y esto que no estamos en medio de una guerra civil, al menos declarada.
Aquí la única ley que se conoce es la del más fuerte, y cada cual la aplica a su conveniencia, y los verdaderos infractores no reciben su peso, porque son: chivos sin leyes, vacas sagradas o pejes gordos y contra estos sectores nadie puede, porque tienen sus amuletos de protección.
La situación del país debe cambiar, y solo será posible cuando todos los ciudadanos seamos capaces de decidir en base de nuestra conciencia de lo que nos conviene a todos, y no lo que beneficia a un grupito que impone su criterio.
Pueblo dominicano, despierta, porque aún está a tiempo y no esperes que pasen 523 años más para conocer tus derechos y deberes para poder ser libre como en cualquier país del mundo donde impera la ley.
Por Olga Capellán
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