Lic. Olga Capellán.-
La República Dominicana se ha convertido en el país de
mayor recepción turística del Caribe y uno de los grandes de toda
Latinoamérica, sobre todo para viajeros procedentes mayormente de los países
que conforman la Unión Europea, Estados Un idos de Norteamérica y Canadá, entre
otros.
A pesar que en la actualidad cunde el miedo en toda la
población nacional como consecuencia de la pandemia (Chikungunya) que azota a gran
parte de su población y que se prevé afectará a toda la ciudadanía, según han
dicho especialistas en la materia; aún así este país caribeño ha sabido
mantener su
liderazgo en ese sector económico tan importante para el país.
A pesar de todo esto, República Dominicana ha pasado a
ser una gran propulsora de dicha enfermedad, con culpa o sin ella,
expandiéndola por todo el continente americano
y a otras naciones del mundo, debido a la falta de un manejo adecuado
del caso por parte de las autoridades gubernamental de salud.
La Chikungunya ya es un hecho en otras naciones tales
como: Chile, Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Perú, Venezuela, Panamá y hasta
en los Estados Unidos de Norteamérica, incluyendo a Puerto Rico y otros países
del área se han registrado altas cifras de personas afectadas con el virus y se
dice que todos proceden originalmente desde República Dominicana, ya que ésta no ha tomado medidas para evitar su
expansión.
El turismo que llega al país desde Europa está muy
escéptico, porque existen dudas si a este país se puede viajar sin ser atacado
por el mal, que a muchos ciudadanos ha llevado hasta la muerte, lo que puede
afectar en gran medida al sector turístico en sentido general.
La Chikungunya, convertido ya en “pandemia” y que las
autoridades gubernamentales dicen que la misma proviene de la picadura del
mosquito tigre, pero muchos ciudadanos aseguran que la propagación del virus en
la República Dominicana tiene su origen en deshechos tóxicos (basuras
nucleares) vertidas por barcos japoneses en las inmediaciones del puerto de
Haina.
Debemos recordar que en la República del Japón, a
penas pasado algo más de un año se produjo un Tsunami (maremoto) y que el mismo provocó un desastre nuclear en
la provincia de “Fukushima”, donde al menos tres grandes plantas destinadas a
la energía nuclear quedaron gravemente afectadas, y como es muy natural esas
basuras hubo de llevarse a algún lugar de la tierra.
Debemos recordar que la República Dominicana ya tiene
su historia en recibir los excrementos y desechos tóxicos de otros países,
tales como el Rock Cash, en un pasado no tan lejanos. Y todo esto a cambio de
algún dinerito que va casi siempre a
parar en los bolsillos de algunos funcionarios públicos, sin impórtales el daño
que causen a la población.
La Chikungunya virus que afecta mayormente a las
personas que poseen sistema inmunológico muy débil, ¿y quien más que la clase
marginada, que carece de los medios económicos para darse una buena
alimentación? Porque a pesar de que
algunos dominicanos si simpatizan con el partido de gobierno reciben la tarjeta
de “solidaridad”, tarjeta esta que no alcanza más que para hacer un par de
desayuno al mes y además de la tan cacareada salida de la pobreza por el
presidente Danilo Medina, aunque él propio presidente sabe que se trata de una
“utopía” política, porque para salir de la pobreza en un país no desarrollado
se necesita más que demagogia; política globales de integración al mundo
laboral de alto nivel.
En la República Dominicana cerca de un 40% de la
población no tiene un empleo con que ganarse el sustento familiar y de los
restantes una gran cifra de ellos solo tienen trabajos informarles, es decir:
viven del chiripeo, lo que no le permite llevar una vida cómodamente.
Por último, si el gobierno dominicano no presta mayor atención
al problema de salud relacionado con la Chikungunya, el sector turístico podría
verse muy afectado por temor a adquirir ese virus que puede conllevar hasta la
muerte, mermando con ello a ese sector poderoso, considerado en algunos casos
como eje de la economía nacional.
La autora es periodista
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