Himno a la Patria

martes, 29 de julio de 2014

La Chikungunya y el turismo en la República Dominicana















   Lic. Olga Capellán.-









La República Dominicana se ha convertido en el país de mayor recepción turística del Caribe y uno de los grandes de toda Latinoamérica, sobre todo para viajeros procedentes mayormente de los países que conforman la Unión Europea, Estados Un idos de Norteamérica y Canadá, entre otros.

A pesar que en la actualidad cunde el miedo en toda la población nacional como consecuencia de la pandemia (Chikungunya) que azota a gran parte de su población y que se prevé afectará a toda la ciudadanía, según han dicho especialistas en la materia; aún así este país caribeño ha sabido mantener su 
liderazgo en ese sector económico tan importante para el país.

A pesar de todo esto, República Dominicana ha pasado a ser una gran propulsora de dicha enfermedad, con culpa o sin ella, expandiéndola por todo el continente americano  y a otras naciones del mundo, debido a la falta de un manejo adecuado del caso por parte de las autoridades gubernamental de salud.
La Chikungunya ya es un hecho en otras naciones tales como: Chile, Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Perú, Venezuela, Panamá y hasta en los Estados Unidos de Norteamérica, incluyendo a Puerto Rico y otros países del área se han registrado altas cifras de personas afectadas con el virus y se dice que todos proceden originalmente  desde República Dominicana, ya que  ésta no ha tomado medidas para evitar su expansión.

El turismo que llega al país desde Europa está muy escéptico, porque existen dudas si a este país se puede viajar sin ser atacado por el mal, que a muchos ciudadanos ha llevado hasta la muerte, lo que puede afectar en gran medida al sector turístico en sentido general.

La Chikungunya, convertido ya en “pandemia” y que las autoridades gubernamentales dicen que la misma proviene de la picadura del mosquito tigre, pero muchos ciudadanos aseguran que la propagación del virus en la República Dominicana tiene su origen en deshechos tóxicos (basuras nucleares) vertidas por barcos japoneses en las inmediaciones del puerto de Haina.

Debemos recordar que en la República del Japón, a penas pasado algo más de un año se produjo un Tsunami (maremoto)  y que el mismo provocó un desastre nuclear en la provincia de “Fukushima”, donde al menos tres grandes plantas destinadas a la energía nuclear quedaron gravemente afectadas, y como es muy natural esas basuras hubo de llevarse a algún lugar de la tierra.
Debemos recordar que la República Dominicana ya tiene su historia en recibir los excrementos y desechos tóxicos de otros países, tales como el Rock Cash, en un pasado no tan lejanos. Y todo esto a cambio de algún dinerito que va casi siempre  a parar en los bolsillos de algunos funcionarios públicos, sin impórtales el daño que causen  a la población.

La Chikungunya virus que afecta mayormente a las personas que poseen sistema inmunológico muy débil, ¿y quien más que la clase marginada, que carece de los medios económicos para darse una buena alimentación? Porque a pesar de  que algunos dominicanos si simpatizan con el partido de gobierno reciben la tarjeta de “solidaridad”, tarjeta esta que no alcanza más que para hacer un par de desayuno al mes y además de la tan cacareada salida de la pobreza por el presidente Danilo Medina, aunque él propio presidente sabe que se trata de una “utopía” política, porque para salir de la pobreza en un país no desarrollado se necesita más que demagogia; política globales de integración al mundo laboral de alto nivel.

En la República Dominicana cerca de un 40% de la población no tiene un empleo con que ganarse el sustento familiar y de los restantes una gran cifra de ellos solo tienen trabajos informarles, es decir: viven del chiripeo, lo que no le permite llevar una vida cómodamente.
Por último, si el gobierno dominicano no presta mayor atención al problema de salud relacionado con la Chikungunya, el sector turístico podría verse muy afectado por temor a adquirir ese virus que puede conllevar hasta la muerte, mermando con ello a ese sector poderoso, considerado en algunos casos como eje de la economía nacional.




La autora es periodista




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