Reportaje:

Por Fidel Guzmán.

El 20 de junio de 1965, estando yo instalado en la casa de Jorge Pichardo, en San Francisco, me viene a visitar mi gran amigo y compañero Baldemiro Castro. Al cual tenía dos años que no veía.

Cuando supo que yo estaba en el pueblo de San Francisco de Macorís, hizo que el dirigente del Movimiento Popular Dominicano: MPD, Abel Rodríguez, lo llevara a verme. Al principio no lo reconocía estaba totalmente cambiado, barbudo, con un sombrero de cana, una camisa manga larga de henequén, de la que usan los campesinos cuando hacen una promesa; con tres medallas de vírgenes ajustada al bolsillo izquierdo; un pantalón de fuerte azul y una bota militar. Yo le dije que mi función allí, era operador de la única bazuca que habíamos llevado.

Lo vuelvo a ver en la madrugada del 25 de junio, cuando el plan es develado y soy llevado a la misma celda donde estaba Baldemiro Castro, bañado en su sangre. Al reconocerme me dice: -Hermano, fracasamos-

Como a las 3 de la madrugada, se acerca el Coronel Ramón Soto Echavarría, jefe de la policía de San Francisco. Y parado frente a las rejas de la celda con un proyectil de bazuca en la mano, le dice a Baldemiro Castro: -¡Mira comandante, los que les cogimos a tus hombres; dizque comandante, coño. ¡Comandante de la mierda!- Baldemiro Castro, casi muerto de los golpes, con un ojo fuera de su centro, se paró agarrándose de los barrotes y le respondió: -¡Mas comemierda es usted coño! ¡Cobarde! ¡Yo soy muy macho!- el coronel Ramón Soto Echavarría le contesto: -No te apure que horita vamos a saber quién es comemierda-

Al poco rato entró con un pelotón de policías y según él iba señalando: -tú, tú, tú, tú, tú….-. Los policías iban sacando de la celda a los prisioneros: Baldemiro Castro, Frank Sosa Duarte, Abrahamcito Vargas, Carañao y a otros tantos. El capitán mirándonos a Marcelo de la Cruz y a mi le dice: -jefe y esos dos.- A lo que Soto Echavarría le contesta: -¡A eso lo dejamos para ahorita! Desde ese momento los demás detenidos que estaban en la celda, se fueron alejando de nosotros. Éramos los dos presos más peligrosos.

A Baldemiro Castro y al grupo lo pasaron a la celda de la tortura. Donde varios policías con palos y tubos demolieron los cuerpos hasta dejarlo sin vida. Nosotros no veíamos nada, pero escuchábamos el ruido sordo de los palos y los tubos en la viva carne de los martirizados. No gritaron, ni se quejaron. A la media hora, para simular un enfrentamiento, bajaron los despojos al patio y en son de orgía diabólica los tableteos de las ametralladoras Thomson y San Cristóbal, se hacían sentir sobre los cuerpos sin vida.

Esa noche siguieron llegando prisioneros, ente ellos los tres hombres ranas, que habían mandado a San Francisco: Mirambó, Ruiz Batista y el sargento Lama. A las 5 de la mañana del 25 de junio de 1965, se escuchaban intensos tiroteos en todo el pueblo.

Luego supe que el 25 de junio a las 7 de la mañana, 16 cadáveres ametrallados y descuartizados. Atados con alambres de púas, yacían tirados en la puerta del Cementerio Municipal.

Las torturas eran dirigidas por los coroneles Ramón Soto Echavarría, jefe de la policía de San Francisco de Macorís y el coronel Perelló Soto, comandante de la Fortaleza Duarte. Con la asistencia del también coronel del ejército Eliseo Pérez Sánchez.

Tomado del muro de Tirso Medrano

“Fuente:Historia Dominicana en Gráficas”