Por Miguel SOLANO
Danilo Medina tiene a su hermano preso y dicen que el multimillonario ahora denuncia a sus aún libres cómplices. Toda la familia de Medina, perseguida por el aparato de justicia, cree que su única forma de ganarle sobrevivencia al poder es que Danilo controle totalmente al PLD y lo use en respaldar toda la política de la administración Abinader a cambio de complicidad corruptiva.
El PLD con Danilo no tiene salvación. Danilo es una influencia, no una filosofía. Esa influencia resultó de su alianza con el bajo mundo. Sin ese aparato de corrupción su mundo político es un hogar en el infierno.
Entonces, ¿por qué los feligreses que participan en el congreso del PLD creen que Danilo puede salvarlos?
Porque la única fuerza que los une es la corrupción, el robo, el fraude y la posibilidad de lograr impunidad.
Sin esos elementos interactuando, todo el PLD estuviese pidiendo que Danilo Medina fuese llevado a la cárcel por y para siempre.
Las fuerzas morales que dentro del PLD buscan espacio de sobrevivencia carecen de estrategia y sus tácticas son como aguas salidas de una cloaca. Los que se consideran más inteligentes siguen buscando refugio en La Fuerza del Pueblo, los que se consideran supertontos con derecho a sueños siguen reclamando espacios que nunca conquistan.
La Administración Abinader y el PRM en su conjunto, que no tienen una visión cuántica de la vida y creen en el Apocalipsis del show pandemico, piensan que Danilo Medina y su danipandillismo son una fuerza sometibles para cualquier manejo de crisis.
En ese juego de ensuciarse las manos hay esperanzas justificadas. Donde la corrupción y la impunidad son dominante el danipandillismo siembra la semilla del escape.
Leonel Fernandez mira todo ese panorama y predice que la obra teatral lleva al personaje PLD a un sólo lugar: La incineradora. Más del 70 por ciento de la población cree que ese es un juicio aceptable y que todos veremos la esparcion de las cenizas del PLD tal y como vimos el entierro del PRD.
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