El viento guía nuestro rumbo, pero el honor define nuestro destino” Por Araceli Aguilar Salgado
El reciente accidente del Buque Escuela Cuauhtémoc en el Puente de Brooklyn, Nueva York, ha generado una profunda reflexión sobre la seguridad marítima, la formación naval y el papel diplomático de esta emblemática embarcación mexicana. Mientras el incidente dejó un saldo trágico de dos fallecidos y más de veinte heridos, también ha puesto en perspectiva la importancia de este buque como símbolo de la Armada de México, cuya trayectoria histórica trasciende su función operativa. El accidente: contexto y repercusiones
El sábado 17 de mayo de 2025, el Buque Escuela Cuauhtémoc sufrió un percance cuando perdió potencia en sus sistemas de navegación, lo que derivó en su impacto directo contra la base del Puente de Brooklyn.
Con 277 tripulantes a bordo, incluyendo cadetes en formación, el choque provocó la destrucción de parte de la estructura del mástil y dejó múltiples heridos, algunos de ellos en estado crítico. Este acontecimiento despertó alarmas en la comunidad naval y en los organismos de seguridad marítima, que ahora investigan las fallas mecánicas que podrían haber contribuido a la colisión. Más allá de los daños físicos, el accidente ha generado una serie de interrogantes sobre los protocolos de navegación y las medidas de prevención que deben seguir embarcaciones con misiones internacionales.
El Buque Escuela Cuauhtémoc: su papel en la formación naval y la diplomacia
Desde su botadura en 1982, el Cuauhtémoc ha representado a México en más de 63 países, con la misión de fortalecer la educación naval, inculcar el espíritu marinero y servir como embajador de buena voluntad en eventos internacionales. A lo largo de su trayectoria, ha sido reconocido por su participación en regatas de renombre, consolidando su prestigio como uno de los buques escuela más representativos del mundo.

Este accidente marca una pausa en el Crucero de Instrucción “Consolidación de la Independencia de México 2025”, que tenía previsto recorrer 22 puertos en 15 países para conmemorar los 200 años de la consolidación de la independencia nacional. Esta interrupción no solo afecta el plan educativo de los cadetes, sino que también impacta la imagen del buque en su rol de representante diplomático de México. Zarpó de su amado Puerto de Acapulco el pasado 6 de abril de 2025, tendría una duración de ocho meses, visitando 22 puertos de 15 países. En él llevaba a 277 tripulantes, 64 mujeres y 213 hombres, de los cuales 147 son Cadetes de la Heroica Escuela Naval Militar, cadetes de la generación 2021-2025 que están por concluir su carrera. El buque escuela, orgullo nacional y cuya misión sien ha sido la de exaltar el espíritu marinero y llevar el mensaje de paz y buena voluntad del pueblo mexicano, desde hace más de 42 años ha recorrido los océanos y mares del mundo, formando en sus cubiertas, a más de 43 generaciones de Capitanes, Oficiales, Cadetes y personal de Clases y Marinería en la más sólida de las tradiciones marineras, aquella que apuesta a las velas y a los cabos, aquella que conoce los cielos y fija el rumbo con un sextante y sobre todo, es capaz de crear una unión en donde se funden el Honor, Deber, Lealtad y Patriotismo, valores que distinguen a los marinos navales.

Seguridad y formación en la Marina
El incidente del Cuauhtémoc pone en evidencia la necesidad de reforzar los mecanismos de seguridad en la navegación de buques escuela, especialmente en entornos urbanos donde las estructuras representan riesgos adicionales. En este sentido, es clave que la Secretaría de Marina y los organismos internacionales de seguridad marítima evalúen las causas del accidente, los protocolos de emergencia y las posibles mejoras en la capacitación de las tripulaciones. Asimismo, la formación de los cadetes en el buque escuela no debe verse únicamente como una preparación técnica, sino también como un aprendizaje integral en toma de decisiones bajo presión.
Este episodio será, sin duda, un punto de inflexión en la enseñanza naval, al resaltar la importancia del manejo de crisis y prevención de accidentes. El choque del Buque Escuela Cuauhtémoc contra el Puente de Brooklyn ha sido un evento con implicaciones trágicas y estructurales, que abre un espacio de análisis sobre la seguridad marítima y el papel de la Armada de México en misiones internacionales.
A pesar del impacto negativo, este accidente no debe opacar el legado y la importancia del Cuauhtémoc en la educación naval y en la representación de México ante el mundo. Al final, más allá de la tragedia, este evento debe ser un punto de aprendizaje y mejora, asegurando que la formación y navegación de los futuros oficiales se fortalezca con mayores garantías de seguridad.
Hoy el viento sopla con un lamento que cala el alma y el mar llora en sus profundidades por la muerte de esos jóvenes marinos. ¡Orgullo de México ¡ El Buque Escuela Cuauhtémoc, el Caballero de los Mares, no solo transporta marinos, lleva consigo la bandera, la historia y el respeto de MÉXICO.
¡A velas partidas, sálvenos Dios y Santa María! ¡Salve!, estrella de los mares, de los mares iris, de eterna ventura ¡salve! fénix de hermosura madre del Divino Amor.
De tu pueblo a los pesares tu clemencia dé consuelo fervoroso, llegue al cielo, hasta Ti, hasta Ti nuestro clamor.
¡Salve!, Salve, estrella de los mares ¡Salve! estrella de los mares Sí, fervoroso llegue al cielo y hasta Tí y hasta Tí nuestro clamor.
¡Salve!, Estrella de los mares Estrella de los mares, ¡salve!, ¡salve!, ¡salve!, ¡salve! “El Molinero de Subiza” (Luis de Eguílaz y Cristóbal Oudrid, 1870
“El Cuauhtémoc no solo navega mares, sino corazones”
Araceli Aguilar Salgado Periodista, mexicana del Chilpancingo de los Bravo del Estado de Guerrero E-mail