Opinión
Organizando Ideas
Olga Capellán
UNIÓN EUROPEA.- En tiempo de mi niñez, mi padre
trabajaba con encargado de una Finca Ganadera propiedad de una familia poderosa
de mi pueblo natal, para aquella época
él ganaba 16 pesos mensuales y luego al correr todo una larga vida le
aumentaron a 20; aunque este salario no era suficiente para el sostenimiento
familiar, que de hecho era muy numerosa, pero gracias a los trabajos
extras de mi padre y a los malabares de
mi madre que extendía hasta el último centavo para que pudiera alcanzar.
En la época de los años 60, 70 y hasta parte de los 80
los precios de la canasta familiar se mantuvieron muy bajos y estables, una
libra de azúcar se compraba entre 4 a 7 centavos, el arroz entre 9 y 12 centavos,
las habichuelas entre 10 y 15, mientras que la carne se obtenía entre 15 a 25
centavos, dependiendo la clase y sus categorías, en tanto que el arenque que se
solía llamar la comida de guardia,
costaba 10 centavos por libra, etc. etc.
Este trabajo lo realizó mi padre hasta finales de la
década de los 70, para esa época los salarios normales solían ser entre 30 a 60
pesos y no fue sino con el gobierno de Don Antonio Guzmán Fernández, que se
inicio el 16 de Agosto de 1978 cuando se fijó en 125.00 el salario mínimo, el
Dr. Joaquín Balaguer como jefe de Estado y hasta su último mandato de gobierno
que concluyó en el año 1996 devengaba 3.000 pesos, siendo la figura mejor
remunerada como presidente de la república y en todo el tren gubernamental.
El Dr. Balaguer, hacía alarde de su seriedad, pero
solo en los primeros 12 años de sus gobiernos se le indilgaba que durante estos
períodos se forjaron más de 300 millonarios (corruptos) incluyendo a un
mecánico santiaguero, que según se dice fue uno de los que mayormente se
enriqueció ilícitamente, pero éste (Balaguer) gritaba a los cuatro vientos que
la corrupción se detenía en la puerta de su despacho.
A pesar de que el Dr. Joaquín Balaguer, tuvo este
comportamiento lo mismo no sucedió con los herederos de su gobierno, ya que fue
el propio Leonel Fernández y Reyna, que le sustituyó, quién de inmediato se
auto aumentó de los 3.000 pesos que ganaba el Dr. Balaguer, este lo llevó a 90.000
pesos, alegando que con el aumento de su salario y el de sus funcionarios esto
evitaría proliferar el continuismo de la corrupción gubernamental.
No se puede olvidar la evolución del tiempo, ni
tampoco echar de lado el crecimiento del sistema al estilo tijera que se abre
cada vez más del lado de los pobres, donde todavía un ministro o asesor
gubernamental recibe millones por concepto salarial, en tanto que un empleado
de cualquier ayuntamiento puede ganar 3.500 y un policía 4.500 pesos mensual,
mientras que los precios de los productos de primera necesidad suben de manera
galopante y sin control.
En tanto, el Dr. Fernández, que al arribar a su primer
mandato quería ser justo como el legado de su mentor (el profesor Juan Bosch)
quien llegó a exponer de que si su partido (el de la Liberación Dominicana)
subía al poder, en su gobierno no habría ni un peledeísta que se alzara con un solo centavo de las Arcas
del Estado, porque primero era servir a su partido para desde allí servirle al
pueblo; los resultados de todos estos son ya bastantes conocidos.
Las palabras del profesor Bosch quedaron grandes a los
miembros de su partido, debido a que la elevada suma que estos comenzaron a
devengar abrió los ojos de estos, quienes de inmediato sintieron un gran amor
por el dinero, siendo así como se constituyeron las siguientes cosas: la
depredación de los bienes del Estado, el tráfico de influencia, el soborno, el
cobro de peaje en las diversas negociaciones nacionales é internacionales, la
inversión extranjera, industrias petroleras, narcotráfico, compra de aviones, la
privatización de las empresas públicas
(CORDE) entre otras.
A raíz de que se implementó el sistema de por “la
izquierda”, República Dominicana quedó como una nación prostituida, donde solo
el que paga sus favores obtendrá sus placeres.
Hoy por hoy los numerosos escándalos sobre la corrupción
abarcan casi en su total a todo el tren gubernamental y se percibe que no
existe ninguna institución que no esté salpicada por este flagelo y para
muestra con un botón basta, entre ellas los diversos departamentos existentes
del cuerpo represivo estatal, véase PN, DNCD, DICRIM, DICAN, quienes
supuestamente velan por el orden público, entre otras instituciones del
gobierno central.
Por último, visto el caso y confirmado el hecho,
entonces entre tantas interrogantes solo cabe hacer una pregunta: ¿Para qué existe y
cuáles son las funciones del supuesto departamento de ética del gobierno
central?
Que Dios se apiade, bendiga y proteja a todo el pueblo
dominicano..
La autora es periodista
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