Por Juan TH
Dice una expresión muy popular que “rectificar es de humanos”.
Eso hizo el presidente Luís Abinader cuando decidió retirar el proyecto de reforma fiscal que había sometido al Congreso para su discusión y aprobación con el propósito de recaudar más de 120 mil millones de pesos para reducir el déficit fiscal.
Pero no sólo el presidente debió con humildad hablarle al país para explicar por qué tomó la decisión que fue bien recibida por la mayoría de los ciudadanos, que, en un alto porcentaje, de acuerdo con una encuesta realizada para medir los niveles de aceptación, en más de un 60 por ciento la rechazaba, también deben hacerlo los congresistas de ambas cámaras, funcionarios, dirigentes políticos, tanto del gobierno como de la oposición, porque todos, de un modo u otro, no estuvieron a la altura de las circunstancias.
No corrió la misma suerte la reforma constitucional que finalmente fue aprobada por el Congreso y promulgada por el Ejecutivo. La Constitución de Luís Abinader es ya una realidad, aunque en lo personal pienso que debió ir más lejos.
Aspiraba a una reforma que abarcara no sólo el tema de la reelección presidencial, que ya estaba definida, lo relativo a la independencia del Ministerio Público, la conformación del Consejo Nacional de la Magistratura, la escogencia del Procurador General de la República, la unificación de las elecciones y la reducción mínima de la matrícula de la cámara de diputados, entre otros temas, aspiraba a que se trataran otros aspectos, como, por ejemplo, visionaria el porcentaje necesario para ganar las elecciones, eliminando el 50 más uno, entre otros.
Es decir, creo que era el momento ideal para una reforma integral, visionaria, protegiendo derechos y deberes ciudadanos afianzando el Estado democrático de derechos, etc. Una Constitución que no fuera tocada en muchos años.
Pero no se hizo a pesar de la amplia mayoría congresual del presidente Abinader y del Partido Revolucionario Moderno.
De todos modos, la propuesta de reforma constitución se conoció y se aprobó. ¡Bien! Ahora debemos seguir insistiendo en la reforma fiscal que, de un modo u otro, habrá que hacer, según los expertos del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, y los más desapasionados economistas del país, a los del Banco Central.
Obviamente el proyecto de reforma fiscal no fue bien acogido. El primero en advertirlo fue el presidente Abinader, por eso lo retiró. Y porque se dio cuenta, a tiempo, que había planes subversivos para crear una crisis social con movilizaciones, cacerolazos, huelgas violentas, etc., que ya organizaban dirigentes políticos de la oposición, comerciantes y empresarios evasores de impuestos.
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