Mi renuncia del PRM. Por Danilo Cruz Pichardo
Miembros de un equipo de abogados, que operan a nivel nacional y apoyaron a Hipólito Mejía en los comicios pasados, me han llamado varias veces en procura de mediación para entrevistarse con el candidato presidencial del Partido Revolucionario Moderno, licenciado Luis Abinader, bajo el pretexto de que se les ha hecho imposible reunirse con el economista y empresario.
Ellos tenían la creencia de que el suscrito es una persona muy cercana, inclusive su asesor, pero la verdad es que hace muchos meses que no tengo comunicación con Luis, quien solía llamarme para solicitarme artículos periodísticos desde los tiempos en que pocos lo conocían. Siempre respondí a sus pedidos por su cortesía (tiene sonrisa a flor de labios) y humildad exhibidas, pero sobre todo por la necesidad del surgimiento de un líder joven y sano.
Gracias a su trabajo tesonero Abinader se ha convertido en líder, pero se observa lluvia de quejas de dirigentes del naciente PRM que alegan dificultades para hablar con su candidato.
Los disgustos son mayores en aspirantes a cargos congresuales y municipales, al negarles la oportunidad de competir democráticamente en una convención y, contrariamente, se apela a supuestos “consensos” para la escogencia de candidatos.
El PLD es una organización sepulturera de democracia en el plano nacional y también del derecho a elegir y a ser elegido de sus dirigentes, derecho establecido en la Constitución de la República. Pero el PRM desaprovecha la oportunidad de constituirse en partido modelo y con sus prácticas antidemocráticas desarma a sus voceros en la defensa pública.
Peor aún: las denuncias cada vez son mayores de que el PRM es un patrimonio familiar. La familia Abinader me merece respeto, pero los organismos del PRM son tan cerrados como los del PLD.
El autor de este artículo, que fue miembro de la alta dirección del viejo PRD, solicitó a Luis su integración al nuevo partido, pero la respuesta nunca llegó, mientras se dice que empleados de sus empresas ostentan posiciones relevantes.
Un partido político, con perspectivas de competir por el poder, no se puede manejar con criterio empresarial. Y el candidato en vez de redoblar los esfuerzos para ganar, lo que muestra es pérdida de cortesía y humildad, por lo que el retiro de mi apoyo responde a razón de dignidad.
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