Por Danilo Correa
Hace un tiempo breve, tal vez, que : Amaury German Aristy, Ulises Cerón Polanco, Virgilio Perdomo Pérez y Bienvenido Leal Prandy, navegaron entre muros de fuego y cera, estos jóvenes inmortales cayeron enfrentando ilimitadas tropas de insectos, en una cueva ubicada en algún terreno árido de Las Américas.
Y aún florecen entre Lámparas y Caracoles anidados en la perenne primavera de Manaclas. Con la brillantez horizontal dignificada de ejemplo, esas luces hoy sirven de manera soliloquia para identificar los gavilleros del ayer que hoy mutan en las llagas corruptas del poder.
Esos muchachos encampanaron sus chichiguas ideológicas hasta lograr sobrevolar minusválidos sarcófagos del tiempo y de esa manera escandalizar universales glorietas parturientas de camaleones y Anacondas destripadoras de himnos y banderas; a pesar de llover tanto en los amplios y lagrimosos ojos de la Patria.
Luego del incendio de aquellos párrafos de nuestra amordazada historia, regresó desde sus manos caídas, pero no vencidas, un ramillete de plazoleta en cada esquina del dolor. Por esas verdecidas páginas del amanecer hoy los corruptos han encontrado quienes reclamen la herencia de la sangre vertida ayer en el nicho de este otoño parido de noble reclamos. Los corruptos a la cárcel, esa es la manera patriótica de recordar a Los Palmeros
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