Por Agriys Gil
Las instituciones, en una sociedad democrática, son la garantía de que la libertad y los derechos de los ciudadanos no serán violados.
Pero, además, y ese es un elemento fundamental, esas instituciones impiden que alguien intente hacer de sus apetitos personales una forma de gobernar.
Los estadounidenses votaron como nunca lo habían hecho y Joe Biden y Kamala Harris resultaron ganadores en una contienda limpia y pura.
Pero aún tenemos al presidente Donald TRUMP alegando fraude y negándose a reconocer lo que todo el mundo sabe que :¡E’pa fuera que va!
Además de una formidable Constitución, la democracia americana creó lo que el mundo conoce como «El Código del Perdedor». Ese instrumento voluntario estipula que cuando a un candidato se le notifica, por el consenso de los medios, que ha perdido las elecciones, debe hacer tres cosas :
1— Reconocer que la derrota fue su responsabilidad.
2 — Felicitar al ganador y desearle éxitos.
3 — Agradecer a su familia, amigos, compañeros y colaboradores la dignidad de sus trabajos.
A partir de ahí sólo le queda irse a reflexionar. TRUMP no sabe hacer eso y por esa razón no quiere irse. Pero las instituciones americana fueron creadas para que prevalezca la ley y el orden.
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