Por Danilo Correa
Siete monstruos mitológicos, imputados por casos de corrupción, esperaban la bronca orden para abandonar Najayo Hombre, donde los apellidos del otrora crisol no tienen orificio de realeza
Una multitud de gentes interesadas en asegurarse del destino de estos personaros de pasados gobiernos de Danilo Medina (PLD), acusados de uso alegre del dinero del Estado y en ese sudoroso evento, periodistas con el interés de informar hasta el último momento de esa odisea, tocando con sus cámaras y celulares la puerta trasera del Palacio de Justicia de Ciudad Nueva, cumpliendo con el protocolo, respiraban sueños de ansiedad popular…
De repente un equipo de centinela de la fiscalía de rostro rígido como el silencio del miedo, comenzó a salir con bultos y bolsas que llevaron hasta una unidad parqueada en el frente del cordón de seguridad, ajuares tal vez, de aquellos viajeros del espanto
De espalda al horizonte del Mar, está ubicado este Partenón donde desfilaron los sentenciados al caer la agonía de la tarde de ayer, danzando por una lánguida e histórica oxidada escalera, desde la cuarta planta, donde habían estados encerrados desde hace varios días, ahora condenados a prisión preventiva, acusados por el ministerio público de corrupción administrativa, testaferro y enriquecimiento ilícito.»Unos millonarios, Patriotas por la Democracia»
Un agonizante minibús esperaba impaciente en la cadera de la calle Jacinto J. Peynado, con el fin de cubrir la ruta hasta la cárcel Najayo-Hombres. Mientras que en la encorvada y canosa Guagua banderita, iban Alexis Medina Sánchez, Francisco Pagan, Fernando Rosa, Aquiles Cristofer, Julián Esteban Suriel Suazo, José Dolores Carmona y Wacal Vernavel. Respirando por las heridas del minusválido tiempo
El carretón justiciero se mandó velozmente irrespetando el, salitre del solemne Mar Caribe, pisoteando el asfalto desesperado de la Avenida George Washington, ruta directa hasta la prisión de Najayo, donde estarían alojados los primeros presos acusados de corrupción de los gobiernos de Danilo Medina (PLD).
Esta jubilosa caravana de trasnochados choferes continuaba con sus temibles garras justicieras por la Avenida George Washington con dirección al Centro de Corrección y Rehabilitación de San Cristóbal (CCR-XX), para jubilosamente continuar con su carga contaminante al Centro Correccional de San Pedro de Macorís (CCR-XI).
En toda esta cruzada /en el camino, hacia La Cueva de Alibaba, los balcones y azoteas de nuestra bandera empobrecida por estas clásicas mascarillas, antifaz del dolo estatal, se notaban los rostros y el viento alegre de esta envejecida tarde dominicana… »Hoy celebrando el regocijo patrio por el inicio en salir de un oscuro pantano antidemocrático»
Excelente, narrativa, eres genial Correa
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