Por:Christian Paniagua
…¨es delito morir un día bonito¨, se lamenta Alex, un muchachón de los bajos de Haina que hasta hace un año fue prospecto al Beisbol y una lección en su hombro derecho -tras la caída de un motor- lo separó de sus aspiraciones a las grandes ligas. Pero Alex -de buena jeta y que sabe dónde pica el peje- no se rendiría:decidido a escalar -a ser rico- este lunes fatídico vino al santuario de los exquisitosdominicanos a levantarse una hija de Papi y Mami que -tras el braguetazo- lo saque de la pobreza más temprano que tarde.
Alex ya había bailado un set con la escogida -linda por demás la hembra- y esperaba, fuera del baño de damas, a la joven que fue al tocadora retocarse el maquillaje: de repente,zass:cancelada toda risa. Han llamado a morir una noche hermosa, en un lugar tibio, así, imprevistamente, dejando truncas las frases,los tragos a medio apurar, los planes abruptamentediezmados…
El cielo se le vino encima. ¨¡Guay mi madre!¨Ahora, Alex y sus sueños yacen sobre el piso del Jet Set Club, tapiado por cinco capas de cemento irresponsables: los huesosquebrandose en secuencia, bajo el peso de escombros tramposos que ya lo sentenciaron a morir. Pero, Alex aúnrespira y a ras de suelo,llega hasta la puerta del baño de damas donde ve a su chica, su porvenir aplastado por una viga de hierro: muerta, pero todavía radiante.
Todo es lamentos, llantos y gritos… Contrario a la felicidad que setecientos mortales,entregados al placer, proclamaban hace un rato. Y, Alex, desangrándose en el dilema, busca razonar, pero el suceso es traumático, metamórfico. Tan improbable para un mortal que hace un rato bailaba con el amor y, ahora,el estremecimiento mismo es su contrario, su asedio, la carga del que está atrapado en una pesadilla: ¿cómo hará para quebrantar las leyes de la gravedad? ¿Qué pasó de repente que lo condena a ranear entre escombros, sollozos y brumas de ensueños? Debajo de una ciudad que no le lo tomaría en cuenta ni le echarade menos.
Alex ve y escucha todo, allá abajo; el gentío, la conmoción, el ir y venir de las cuadrillas de socorro, que auxilian, pero antes colectan –salvan primero los valores de los caídos- y Alex, el cementar que por amor a poco sucumbe en la víspera, a ritmo de merengue en los dinteles del recuerdo, bajo el techo del sitio de su conquista, donde acudían los más felices de la República, ahora es un sepulcro infame y Alex; parte de esa molienda…
Todo pasa y nada queda, pero, aflora una sonrisa en los labios ensangrentados de Alex -se despide- tras 17 horas atrapado; se rinde. Expira,llorando por la que breve fue su hembra, su asaltoa balcones más exquisitos: ¿Quién diría? En la pista de baile danzaba también la muerte, sediciosa, meliflua y, Alex, ahora -pasa a mejor vida- flota sobre ese edificio negro –desplomado- mate como un ataúd gigante, hecho despojossobre la ciudad de Santo Domingo y sus estúpidas y corrompidas normas de regulación…
Allí estaba El hace poco y de repente esto:toda lógica hecha añicos. ¡Rayos! Es verdad, Alex flota, yerra de un mundo a otro, huraño y,¿cómo explicarlo? Pues no levita, más bien vuela; no sube, no desciende, pero se desplaza. Luego, apuntemos que esto suena a fábula, que parece un cuento de terror, pero… Alex no cae en cuenta sobre su situación. Ni le anima increpar a Dios, despotricar que la madre naturaleza es indolente, siempre aliada al fallo oculto -del lado de los corruptos- de los hacedores de fortunas que no aguantan una auditoria. Mismos que ponen y quitan a los miembros de la Cámara de Cuentos. Tutumpotes que superan toda inspección sobornando. Retorciendo y recargando la realidad hasta que revienta y ahora Alex y la hembra que casi fue suya, son historia, cadáveres, despojos, temas de conversación para los que blasfeman en los medios… ¿Y quéhacer? En contra de su voluntad Alex es su espirito, bruscamente despedido de tan bello cuerpo.
Por eso sigue negado. Por la fuerza del amor desanda pasos sobre el sitio de la tragedia. Su cabeza es una orgia: placeres, trozos de su vida entera vuelan allí dentro, la vez que conoció la Zona Colonial, su primer guante y bate, BocaChica, su cumpleaños número 10, sus amiguitos,su madre brindándole dulces y trozos de arepa, la yerba para los camellos de los Reyes Magos. El,corriendo bajo la lluvia, su primera novia, los gritos en el Play y él,arrebatado, gozoso, soñando con ser pelotero y,de repente esto; no concibe esa tanda de placeres que lo distrae hacia otro mundo, la celada, cómo lo embala el destino para que no se resista a un ¨viaje¨ que –él jura– se desvanecerá una vez merme la santa nota que lo adormila, cortando el chorro de remembranzas que, supone,es el efecto del amor a la hembra que lo conquistó y ya se fue.
Pero lo cierto es que el tunante se va del mundo de los vivos a instancia de la muerte. El Club de los extras felices se derrumbó a ritmo de merengue y wiski: la muerte está de pláceme. A Alex y a dos centenares de extintoslo asedia la que algunos tildan de piadosa, en esencia, y que nunca enseña una sola cara. Si, la muerte aveces llega seca, indolente, desafiante, sin chispa de paciencia. Mientras, otros avisos acuden de espacio, galantes y hasta placenteros… Cuando no, al estilo Luisin Mejía y su frase ¨Dios tiene los juegos pesao¨.
Entonces queda dicho, manifiesto; lo que de la muerte proviene, para bien, para mal, ya mentira, ya verdad, siempre concita dudas y arrebatos en la mente de los mortales que miran -de lejos- y cerca del acto. Ningún muerto se irá sin la explicación de lugar, sin que sean indemnizados parientes y estropeados: ¿habrá una Póliza, vigente, que responda? Los amigos de los medios excavaran los fondos, le sacaran partida a la tragedia hasta que otro percance –mayor– surja. Así de simple, muertos al hoyo y taimados a la colecta. Sin importar que de tanto joder el parto muevan la palanca de la muerte, otra vez, y la tristeza cubra los ánimos de la República como una nube: estacionaria, desafiante -allá arriba- consuelo para dolientes y amigos, pero, materiaprima para políticos y facinerosos con ansias de poder…
Triste es el caso, pero el llamado a morir llegó desapercibido, sin notificar, desabrido y con la suerte de soberanas notas de prensa. Luego, morir en medio de fiestas y algarabías, trágicamente, irrumpiendo contra todo placer, es abusivo. ¡Vale condenar a la Parca! Si alguiensabe cómo atrapar a la señora muerte y reducirla a limpiar retretes, me alegraría. Sí,rechazo la trastada: no serpientes en esos paraísos. Por eso las víctimas del desplome del Jet Set de Santo Domingo -ahogados en vino y bajo escombros- instaron al Cielo en todas sus formas ¨¡Sálvame, Señor!¨¨¡Virgen de la Altagracia!¨ ¨Oh, my God!¨¨¡Auxilio, Jehová!¨¨¡Mio Dio!¨. No obstante, por ser fiestairregular -en día no festivo- dioses ysantosandaban de rumba por otros litorales: no respondieron, se excusaron al soborno del dueño del lugar y, las deidades que acudieron al llamadocarecían de méritos para salvar a los condenados,azuzando el caos, allanando el camino donde la muerte tendió sus redes, inflexible; provocólamentos, pataleos de inocentes que momentos antes solo transpiraban placer… Loas a la buena vida: ¨¡Que siga la fiesta!¨ ¨¡Volveré, volveré, porque te quiero!¨, se escuchaba gemir, entre escombros y en tonos de duelo…
Todos finados por la insensates; ricos y pobres, justos y pecadores. Los que llevaban una u otra doble vida. ¨Pero ¿morir en la víspera? ¨, alega al fin Alex, aceptando que ya se va de este mundoque lo marginó. El trauma le ha licuado los sentidos y, a pesar se resigna -a regañadientes- reniega el llamado a juicio en medio de una cita, una noche bonita. ¨Es delito morir un día bonito¨,expira Alex, despachándose. Dolido porque él, pobre, no considera una misa en La Catedral -al Purgatorio sin abogado- nadie le echara de menosy, CASO CERRADO para no alentartristeza queahuyente el turismo. Luego -mañana mismo- al morbo y al bla bla bla Alex -el soñador- su vida entera y la de 200 y tantos condenados que, por la salud del Peso -por la fuerza de la tasa cambiaria–serán almas en pena: idos a destiempo que no pasaran al olvido ni en 19 días; ni en 500 noches…
Waaao, cómo duele… pero…
¡LA VIDA SUGUE SU AGITADO CURSO!
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