Por Esteban Santos
Siempre he tenido una cercanía especial con la militancia del glorioso Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Aunque nunca me inscribí en dicha organización, por múltiples razones, siempre contó con mis afectos. Posteriormente, tras la división que dio paso al surgimiento del Partido Revolucionario Moderno (PRM), mi atención se ha desviado hacia esta nueva realidad política, que actualmente ostenta el poder en el país.
A lo largo de este tiempo, he mantenido un contacto frecuente con las bases del PRM para medir cómo van los liderazgos y, al llegar este final de año, era necesario actualizarme sobre el termómetro político interno. Se debe tener en cuenta que a menudo lo que leemos en la prensa y en redes sociales dista mucho de la realidad que perciben las bases.
Recientemente, me sorprendió un fenómeno que me impulsó a escribir este artículo: la creciente fuerza hacia Guido Gómez Mazara. Este nombre, que ha sido mencionado con frecuencia entre los presidenciables del PRM para las elecciones de 2028, no había estado en mi lista mental de políticos con posibilidades reales. Mi atención siempre estuvo centrada en figuras como Hipólito Mejía y el actual presidente Luis Abinader. Sin embargo, al conversar con amigos y militantes, me di cuenta de que tengo un buen olfato político para identificar líderes con potencial en las corrientes del peñagomismo.
Durante mis diálogos con los miembros de las bases, escuché diversas opiniones sobre quién debería representar al PRM en la próxima contienda electoral. Sin embargo, lo que realmente llamó mi atención fue la palpable «Guido Manía» que está surgiendo entre los líderes y simpatizantes. No se trata de un fervor superficial; se siente como un reconocimiento auténtico hacia las características que exhibe Gómez Mazara: su carisma, valentía y las contribuciones significativas que está realizando en tiempo récord como presidente de una institución tan crucial como INDOTEL.
Lo que se está gestando en las bases del PRM es un liderazgo natural, no forzado por directrices impuestas desde lo alto ni basado en la compra de conciencias a través de dádivas, empleos o regalos. En verdad, los que no son oportunistas buscan otra cosa: anhelan que su partido mantenga el poder y que sus voces dentro de la organización sean valoradas y escuchadas.
Lo que sentí en mis intercambios con estas bases fue una sensación de que más que una «Guido Manía», está floreciendo un liderazgo genuino en Guido.
Este es un momento crucial, y espero que él aproveche esta oportunidad que se le presenta. Todo indica que es una ocasión dorada para construir una base sólida que lo respalde a él y fortalezca al PRM como partido. Si esto sucede, no solo se beneficiará él, sino que también todos aquellos que buscan que su partido continúe liderando con principios de responsabilidad y compromiso con la gente.
En este contexto, invito a las bases del PRM y a observar lo que está ocurriendo. El liderazgo no se trata solo de posiciones, sino de conectarse auténticamente con las bases, de ser un canal de inclusión y de escuchar verdaderamente las inquietudes del pueblo.
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