Himno a la Patria

martes, 16 de julio de 2024

Recuerdos de mamá.

Por Lisselotte Aquino Hola Vi, me pediste que escribiera lo que recordaba de mamá y aquí te lo envíe, pienso que sí existió alguna vez la mujer virtuosa, ella es èsa que se describe en Proverbios 31, con toda seguridad creo que fue mi mamá. Lo pienso, era sabia y piadosa. “Mujer hacendosa, ¿quién la hallará? (Prov. 31:10)”. En aquel entonces mi papá solía irse por largo tiempo de la casa por cuestiones de trabajo, y la dejaba a cargo de todo en hogar y de nosotros, él confiaba plenamente. “En ella confía el corazón de su marido, y no carecerá de ganancias. (Prov. 31: 11). Compraba telas, hacía cortinas, pañitos de cocina y ropas para niños; siempre buscaba la manera de rendir lo poco que teníamos, íbamos al mercado en una carretilla, y luego en un triciclo; para nosotros los más pequeños era muy divertido montarnos regresar cargados de víveres y frutas y una sonrisa en el corazón. Las primeras luces del amanecer eran su despertador, y mañanas y comenzaba su día leyendo la biblia, nosotros teníamos una mesita en la cocina y siempre que me despertaba la encontraba estudiando el texto sagrado en esa mesetica. Emprendedora por naturaleza, dio pues dio el primer paso para que la familia pudiera adquirir el terreno en que, finalmente se construyó la casa en la Nicolás de Ovando, en Villas Agrícolas. Cuando el ciclón David causó destrozos en la ciudad de Santo Domingo el 31 de agosto de 1979, se llevó una parte del techo de zinc; mi madre y mis hermanos mayores trabajaron hasta repararla de nuevo. Siempre demostró ser una mujer muy fuerte, pero también podía ser sabiamente tierna… decirte una verdad, aunque no te gustara de tal manera que te quedabas contento, era muy hacendosa. Reviso con paciencia en mi memoria, y no la recuerdo perdiendo el tiempo, tenía una máquina, “Singer,” de pedal y le encantaba coser, hacia ropas para vender, también tenía una tiendecita en casa y compraba prendas de oro para vender y todo esto con el fin de proveer para nosotros los ocho, y para algunos primos o amigos que vivieron en nuestra casa eventualmente; tenía el don de la hospitalidad podía recibir en casa a todo el que llegara. En nuestra vivienda, cada cierto tiempo, recibíamos la visita de un primo lejano de papá (Puro y su esposa Valina), estos dos campesinos llegaban hambrientos, sucios, sudorosos y hasta malolientes, y ella los recibía como si fueran el rey David y toda su corte. “Alarga su mano al pobre y extiende sus manos al necesitado” (Prov. 31:20). En el barrio todos le tenían mucho respeto, y las vecinas venían en confianza a pedirle consejo, mi mamá era como una especialista en orientación e información bíblica sin haber estudiado en ningún seminario, las personas pasaban por nuestro hogar a buscar ayuda o tutoría. Una vez le llevaron a un muchacho endemoniado, para que en mi casa oraran por él, y el demonio saliera; todo volvió a la normalidad cuando el espíritu de maldad abandonó al joven y la casa, no sin antes echar maldiciones; hasta la voz le cambió debido a la terrible experiencia, pero volvió a tener su mismo timbre de voz. En el pasaje dice que ella hace tapices de lino fino y púrpura es su vestido, Ramona hacía sus propios vestimentas y se las entallaba a su perfecta figura con una correa en la cintura; ella me dijo una vez que se ponía su mejor vestido el domingo para ir a la iglesia, porque esa era su mejor salida. Tenía la sabiduría divina y esto le daba fuerzas, cantaba alabanzas en la cocina o silbaba y se reía de las dificultades. Fuerza y honor son su vestidura y se ríe del porvenir. (Prov 31:25). En realidad, los Aquino, somos famosos porque nos reímos de los problemas, siempre que ella hablaba de alguna cosa terminaba relacionándola con la biblia, y yo siempre le decía, ¡mamá usted cree que todo lo que pasa tiene una respuesta en la Bíblica! y ella me respondía que la Biblia tiene todas las respuestas. Nunca olvidare el día en que ella partió con el señor al cielo, estábamos todos en la casa de la calle El Conde, todos sus hijos y nietos, las esposas de mis hermanos y mis tías, todos hacíamos ronda en la habitación para verla, estar con ella y orar, ella lucía tranquila, aunque su cáncer era muy agresivo ella tenía Paz, fue la Gracia de Dios que nos permitió a todos estar ahí en ese momento. “Muchas mujeres hicieron el bien; más tú sobrepasas a todas. Engañosa es la gracia y vana la hermosura, la mujer que teme al Señor esa será alabada. (Prov 31:30). Dios ha sido muy bueno con nuestra familia, las oraciones de mi mamá han sido escuchadas. ¡Te veremos en la Gloria mamá!

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