Por Silvio Cabrera
Ante la muerte de los periodistas Radhamés Gómez Pepín, Mario Alvarez Dugan (Cuchito) y Rafael Molina Morillo, han surgido unos cuantos “embarra cuartillas” que se hacen llamar discípulos de estos insignes comunicadores, llegando hasta el extremo de pretender dictar charlas y conferencias utilizando sus nombres.
Lo más lamentable de todo es que quienes los hacen nunca se han sentado en una butaca de una universidad a estudiar periodismo, ni muchos menos en la silla de una redacción periodística.
Uno, incluso, tuvo la cachaza de decir que parte de lo que sabe lo aprendió de Rahadhamés Gomez Pepín, durante el tiempo que laboró en el periódico El Nacional, y yo me preguntó: ¿Dónde estaba yo cuando esos “periodistas pasaron por El Nacional?.
Lo cierto es que no los recuerdo, y que se sepa, llevó más de 20 años laborando en ese diario.
Aún así quise darle el beneficio de la duda e hice una consulta con algunos de mis compañeros que están en la redacción de ese diario desde su fundación hasta la fecha, incluyendo al actual director.
La respuesta satisfizo en un 100 por ciento mi preocupación.
Compañeros como el colega Rolando Guante me dijo que de las personas que yo les mencioné, solo uno de ellos escribió durante un tiempo como colaborador para El Nacional.
“Esa persona no se sentó nunca en una silla de El Nacional. Yo ni siquiera lo conozco físicamente, porque tal y como tú sabes, los colaboradores envían sus trabajos y la redacción decide si los publica o no”. Esa fue la respuesta del compañero Guante. Cabe aclarar, y de eso estoy seguro, que Gómez Pepín murió sin conocer físicamente algunos de los colaboradores de El Nacional y que entre ellos hay médicos, ingenieros, chiriperos, sindicalistas e incluso, simples curiosos u observadores de cualquier situación o tema.
Recuerden que El Nacional es la Voz de de Todos y todo, como tal abarca todo. Lo que pasa es que estamos en la época del copy paste dónde el señor Google juega un papel preponderante.
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