Por Miguel SOLANO
La democracia americana parió algo que nosotros bautizamos como «El código del perdón», consistente en que el perdedor en un proceso electoral hace tres cosas.
1- Reconoce la derrota y asume toda la responsabilidad de la misma: Fue su culpa y sólo su culpa.
2— Felicita al ganador y le desea buenos resultados en favor de la democracia, el bienestar y la libertad de los pueblos.
3— Agradece a sus familiares, a sus amigos y, colaboradores y compañeros todos los sacrificios que por él hicieron… Y se retira a reflexionar…
Es auténticamente penoso Donald TRUMP sea capaz de hacer. Y más penoso aún es que ponga a su plebe, con su hijo y Rudy Giuliani a la cabeza, a demandar que no se cuenten los votos. Jamás se pensó que algún ser humano sería capaz de reclamar algo así, pero TRUMP se alimenta de la estupidez y sus seguidores vomitan sangre cuando no son estúpidos.
Los que profetizamos que TRUMP perdería lo hicimos basados en la «Ley SOLANO» : Un protocolo para estrategas electorales basado en el sentido común definido así :»Un gobernante gana elecciones unificando fuerzas, un opositor gana elecciones dividiendo fuerzas».
TRUMP nunca asumió la presidencia, siguió siendo el caos que fue como candidato. Y aún hoy quiere seguir en eso. Su deterioro es tal que ni su partida hacia su destino final parece ser una cura.
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