Nairobi Núñez
Vociferando “queremos justicia” y con pancartas en mano, familiares y amigos de la menor de 17 años asesinada a manos de su padrastro, se encontraban parados en las afueras del Palacio de Justicia de Ciudad Nueva para hacer sentir su voz hasta los adentros de la sala de audiencias, donde se encontraba Delion Santana Matos, de 27 años, acusado del crimen.
En un ambiente de dolor y tristeza se encontraba la abuela de la menor, Altagracia Brioso, quien pasadas las 12 del mediodía se postró en las afueras del lugar con un grupo de personas para pedir al juez que “metan a ese violador preso”, repitiendo la frase una y otra vez bajo los fuertes rayos del sol.
Brioso, una mujer de unos 50 años, contó al LISTIN DIARIO que la menor nunca había vivido con su madre, sino con ella y que ésta el domingo temprano antes del suceso le pidió que le diera 500 pesos para ir al salón de belleza, ya que quería presentarse bien elegante a su graduación de bachillerato, que se realizaría de manera virtual.
Con los ojos llorosos, narró que ya su nieta tenía elegida la vestimenta que utilizaría para la celebración del final de sus estudios secundarios en el liceo Angélica Massé Fe y Alegría, ubicado en el barrio La Zurza.
La abuela de la adolescente contó, además, que uno de los deseos de la menor, para cuando terminara la secundaria, era trabajar en el restaurante en el que ella labora en la actualidad.
La adolescente Perla Taveras fue violada y asesinada por su padrastro el pasado domingo 18 del presente mes, pero su cuerpo no había sido encontrado sino hasta el jueves 22, cuando su abuela angustiada salió a buscarla por las orillas del rio Isabela, próximo a su humilde vivienda, ubicada en la Zurza del Distrito Nacional.
“Lo que queremos es justicia y que este caso no se quede impune”, expresaba por su parte el tío de la víctima, de apellido Marte, junto a una docena de familiares y vecinos que acompañaban a la señora Altagracia en este doloroso momento.
Dentro del grupo que protestaba en demanda de justicia se encontraban cuatro niños que no pasaban de doce años, pero que portaban pancartas y vociferaban exigiendo justicia con la misma intensidad con la que lo hacían los adultos que se encontraban allí.
Pasada las dos de la tarde el juez Alejandro Vargas decidió enviar al acusado a prisión preventiva por un año a cumplirlo en la cárcel 15 de Azua.
Ocultando su rostro para no dejarse ver ni que le tomaran fotos, el imputado salió de manera apresurada, esposado y custodiado por personal de seguridad de la fiscalía, con chancletas y pantalón sport de color negro
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