Organizando Ideas
Olga Capellán
¡Un réquiem por Don Radhamés Gómez Pepín!
Por Olga Capellán.-
Su posición la ocupará cualquier otro prominente periodista, pero su legado jamás, porque hombres de la talla de Don Radhamés Gómez Pepín, no nacen para dejar copias, porque él fue único en su clase, ya que cada quien tiene su propia forma de ser, siendo así como marcó la diferencia.
Los hombres como él, nunca morirán, porque siempre vivirán en el recuerdo de los vivientes y, aunque con su partida ha dejado un vacío irreparable, que enlútese no solo a sus familiares, sino también a toda la clase periodística, de la cual fue un gran maestro.
Nosotros los que frente a sus bastos conocimientos nos consideramos aspirantes a periodista, porque siempre de él teníamos algo importante que aprender: su rectitud, seriedad y su capacidad de trabajo de cómo manejar todo tipo de situaciones presentadas por difíciles que fueren y en los diversos momentos, lo hizo inigualable, porque fue un hombre dedicado a su profesión en cuerpo y alma día y noche y donde que estaba.
Don Radhamés Gómez Pepín no ha muerto, sino que se ha ido a escuchar un concierto, donde un coro de ángeles celestiales cantará vivamente para él, y así desde su lugar escogido velará para que su legado periodístico continúe latente, ya no en todos sus colegas, sino en todos aquellos que han decidido continuar el ejercicio profesional apegado a la buena costumbre é inculcando los valores más pulcro en una sociedad podrida como la nuestra.
Descanse en paz Don Radhamés, y esperamos que el todo creador le haya guardado un rincón, donde acogerán solo a los hombres de talentos y valores sociales y humanos como los suyos, para desde allí continuar poniendo en alto a la clase periodística como siempre lo hizo en este mundo terrenal.- Gloria eterna para su alma y conformidad a todos sus seres queridos RIP, amén.
Los hombres como él, nunca morirán, porque siempre vivirán en el recuerdo de los vivientes y, aunque con su partida ha dejado un vacío irreparable, que enlútese no solo a sus familiares, sino también a toda la clase periodística, de la cual fue un gran maestro.
Nosotros los que frente a sus bastos conocimientos nos consideramos aspirantes a periodista, porque siempre de él teníamos algo importante que aprender: su rectitud, seriedad y su capacidad de trabajo de cómo manejar todo tipo de situaciones presentadas por difíciles que fueren y en los diversos momentos, lo hizo inigualable, porque fue un hombre dedicado a su profesión en cuerpo y alma día y noche y donde que estaba.
Don Radhamés Gómez Pepín no ha muerto, sino que se ha ido a escuchar un concierto, donde un coro de ángeles celestiales cantará vivamente para él, y así desde su lugar escogido velará para que su legado periodístico continúe latente, ya no en todos sus colegas, sino en todos aquellos que han decidido continuar el ejercicio profesional apegado a la buena costumbre é inculcando los valores más pulcro en una sociedad podrida como la nuestra.
Descanse en paz Don Radhamés, y esperamos que el todo creador le haya guardado un rincón, donde acogerán solo a los hombres de talentos y valores sociales y humanos como los suyos, para desde allí continuar poniendo en alto a la clase periodística como siempre lo hizo en este mundo terrenal.- Gloria eterna para su alma y conformidad a todos sus seres queridos RIP, amén.
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