Opinión
Organizando Ideas
Olga Capellán
Dijeron que el general no tiene quien le escriba, pero
era que el no necesitaba a nadie, pues estaba muy seguro agarrado de la silla
de su caballo, entonces para qué necesitaba él un papel arrugado y manchado por
algunas líneas de escritura tinto gráficas.
A pesar que todo el mundo le creía solo y abandonado
cuando también estuvo en su laberinto,
él comenzó a tejer su plan, pero a pesar de todo, se sacudió y comenzaron a
caerles las cartas por montones.
Esta es una pequeña narración de lo sucedido en el
Partido Revolucionario Dominicano (PRD) a raíz de las negociaciones del Ing.
Miguel Vargas Maldonado, con el presidente de la república Lic. Danilo Medina,
y su partido de gobierno el de la Liberación Dominicana (PLD) que a pesar de
haber sido criticado, muchos de los que se fueron ahora les están cayendo a sus
pies.
Con esto no justificamos ni apadrinamos ese acuerdo,
sino que objetivamente analizamos algunos detalles sobre la situación de ese
partido, y el sacrificio hecho por Vargas Maldonado, en aras de alcanzar un
pacto por la gobernabilidad, en un país donde no existen leyes que protejan
verdaderamente a sus ciudadanos y donde el partido gobernante se cree poseer la
supremacía en las cosas públicas, cuando en realidad en los países civilizados
el presidente de la república no es más que un administrador de los bienes
públicos a favor de toda la ciudadanía, es decir no existe diferencia entre
gobernantes ni opositores, porque todos tienen el mismo derecho de ser
insertados en la sociedad productiva laboral.
Para los incrédulos todo es imposible, pero para los
creyentes nada es imposible, pues el pacto por un gobierno compartido no debe
ser un asunto único y exclusivamente para favorecer a los miembros de uno u
otro partido, sino que el mismo debe centrarse en mejorar la calidad de vida de
todos los dominicanos, sin importar su bandería política ni ideología, sino:
solo ser un ser humano, como lo tenía previsto el Dr. José Francisco Peña Gómez
en su programa de gobierno.
Es lamentable que Danilo Medina, no tuviese la
oportunidad de garantizar al pueblo dominicano un gobierno de equidad nacional,
solo apoyado a sus propios compañeros del PLD, es de ahí su búsqueda de
alternativa en el PRD, partido que siempre fue la esperanza nacional, según su
lema.
Ha de esperarse que el acuerdo firmado entre ambas
organizaciones sirva para fortalecer todos los estamentos del Estado, la
justicia, el sistema salud, educación y la parte social sobre todo por una
verdadera democracia participativa.
Miguel Vargas Maldonado, desinteresadamente renunció a
toda posibilidad política de alto nivel dentro de la organización que dirige,
al verse con un PRD debilitado por la lucha de intereses y las intrigas de algunos
de sus compañeros de partido, hasta el punto de tener que abandonar el timón
del barco para que comandara el que se consideraba su peor adversario, pero lo
hizo porque según él, pensó en su pueblo
y en la base sustentadora del que otrora fuera el partido de la esperanza
nacional.
Hubo momento en que al presidente del PRD algunos de
sus más cercanos colaboradores pretendieron doblegar, más sin poder lograrlo;
estos abandonaron lanzándose del mismo, cuando se creía este iba a la deriva,
pero no siendo así, hoy muchos de los cuales han regresados, otros no lo han
hecho ni lo harán, aunque en el fondo se lamentan haber abandonado antes de que
el barco se hundiese, porque cuando esto sucede los primeros en ahogarse son
aquellos que se tiran a la merced de las aguas peligrosas.
Miguel Vargas Maldonado, sacrificó su aspiración y por
lo tanto está curado, ahora nadie le podrá chantajear, porque ya él no es
candidato presidencial y su compromiso es solo con el pueblo y velar porque se
cumpla el acuerdo firmado entre ambos
partidos.
Quien suscribe es periodista
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