Opinion
Organizando Ideas
Olga Capellán
Es normal que cada ciudadano sea
orgulloso de la patria que le vio nacer, muchos de los cuales se convierten en
héroes en su defensa cuando la misma se pone en peligro por amenazas extra
territorial u otras razones, más no así cuando dicha patria se convierte en su
propia adversaria; o mejor dicho cuando personas que se creen son la insignia o dueños de la
nación, llevan a esta por el peor derriscadero internacional, situación por la
que atraviesa actualmente la República Dominicana.
¿Cuántos frentes se puede abrir una
nación simultáneamente?, pues yo diría que mucho, si su intención es el
aislamiento internacional de sí misma, es lo que se está dando en nuestro país
con el pugilato y discusiones escenificado en la República Dominicana, frente
al llamado plan de regularización extranjera, que afecta mayormente a cientos de miles de ciudadanos de
descendencia haitiana.
Con estas líneas espero no hacer la confusión, sino el esclarecimiento del
asunto, dado y según los manejadores gubernamentales del tema no existen a
nivel internacional una sola organización calificada, jurídica y moralmente que
pueda servir de intermediaria para buscar una salida salomónica a la situación
migratoria, que por lo visto le quedó grande a los dueños del país.
Estos dicen que la Organización de
Estados Americanos (OEA) es parte interesada, que la Comisión Interamericana de
los Derechos Humanos CIDH), no tiene jurisdicción, La Comunicada Caribeña
(CARICOM) actúa de mala fe, la Organización las Naciones Unidas (ONU) no tiene
competencia, y la mediación del Papa sería un caramelo envenenado, es decir: el
país está en capacidad de resolver sus problemas por sí mismo, pero no lo hace.
Si las organizaciones internacionales
de peso político, económico y jurídico, no tienen ningún valor para mediar en
un asunto que se ha convertido en un problema de carácter regional y el propio
país no está en capacidad para dar una solución satisfactoria a dicho problema,
entonces República Dominicana tendrá que acudir a otros planetas para ver si
estos pueden crear una comisión especial que tenga las cualidades exigida por
ella.
El papa Francisco, de acuerdo a lo
expuesto por algunas personalidades de diversos quehaceres políticos,
económicos del país y otras actividades, no está en capacidad de mediar en un
problema de origen incongruente formado por la posición terca de algunos
funcionarios gubernamentales o de la “justicia dominicana”, entonces se haría
necesario un mediador lunático o venusiano que sea capaz, no solo de buscar una
salida satisfactoria para ambas naciones en cuestión, sino también que de un
corte radical al problema, sacando mayormente a los funcionarios corruptos de
la frontera domínico-haitiana, para así acabar con el tráfico ilegal de
personas a través de los puestos fronterizos.
Sin embargo un político aliado al
gobierno ha pedido la intervención del papa Francisco, para que este pare la
campaña de descrédito desatada en contra del país a nivel internacional, este
político dominicano olvidó que ya la figura del pontífice en un santiamén fue
descalificada para su mediación en asuntos internos del país por otro
funcionario gubernamental.
República Dominicana con su posición
tozuda se ha abierto todos los frentes habido y por haber, enfrentando así a
todas las instituciones y organizaciones de carácter regionales é internacionales,
buscando un aislamiento innecesario, ya que toda nación para permanecer como
tal necesita mantener relaciones bilaterales, y ésta con la finalidad de
justificar su incapacidad de solucionar los problemas internos causados por su
mala política aplicada desde el propio Estado.
Ante tal problema las autoridades del
gobierno han actuado como la mañosa mula, que solo mira hacia delante, sin
importar el daño causado y laceraciones en las relaciones internacionales con
otros países, provocando la parte ilógica de la incongruente guerra verbal,
simulando un patriotismo que en el fondo no lo sienten; quienes deberían
recordar que cuando usted se echa de enemigos a todos sus vecinos jamás podrá
dormir a plenitud, porque cualquier día se le quema la casa y nadie vendrá con
un cubo de agua para ayudar a sofocar el fuego.
República Dominicana está en pleno
derecho de aplicar un sistema migratorio en su territorio acorde con sus
necesidades y sus reglas, eso nadie se lo puede regatear, pero el mismo debe
ser apegado a las normas y respetando los
derechos humanos y civiles de cada ciudadano que se encuentre dentro del
país.
Que Dios bendiga, se apiade y proteja
a todo el pueblo dominicano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario