Opinión
Organizando Ideas
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Olga Capellán
Ante la espantosa situación por la que atraviesa
actualmente la clase periodística en nuestro país (República Dominicana) en
cuanto al ejercicio profesional, debemos quitarnos el disfraz y llamar las
cosas por su nombre, y eso fue lo que hizo el Lic. Olivo de León, al hacer sus
declaraciones referentes a la muerte del periodista Blas Olivo, quien fuera
vilmente asesinado por sicarios, según un informe dado a conocer recientemente
por el jefe de la Policía Nacional, Manuel Elpidio Castro Castillo.
Los informes policiales, según el jefe de la
institución Castro Castillo, Blas Olivo fue asesinado por una red de sicarios
que operaba bajo la dirección de José Miguel Rodríguez Almonte (Job), quien se
encontraba recluido en la cárcel de Monte Plata, guardando prisión por la
comisión de otros delitos criminales, y de una manera no muy clara, este cayó
abatido en un supuesto intercambio de disparos, en momento y de acuerdo a lo informado cuando intentaban requisar el
recinto carcelario donde este estaba recluido, la emprendió a tiros en contra los agentes policiales.
Sin embargo, en el día de ayer se vio una luz al final
del túnel, cuando Olivo de León,
presidente del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) declaró que todas
las características de la muerte de Blas Olivo, forman parte de un crimen de
Estado, que de ser ciertas estas aseveraciones; entonces la temática coge otro
color, ya que podemos recordar los asesinatos de Orlando Martínez, Gregorio
García Castro, Narciso González, entre otros profesionales de la pluma,
considerados también como crimines de Estado .
Según el presidente del CDP, el malogrado periodista,
ante de su asesinato desde hacía días estaba siendo vigilado por personas
desconocidas, y fue secuestrado cuando este salía de unos rezos aniversarios a
la muerte de su madre, chocado su vehículo secuestrado y luego llevado a unos
40 kilómetros del lugar de los hechos y dejado tirado el cuerpo sin vida en una
finca, pero el jefe policial había informado que el motivo de su muerte fue
para robarle, sin embargo no le robaron nada, declaró el presidente del CDP.
De acuerdo a Olivo de León, Blas Olivo poseía
informaciones que eran claves, aunque no identificó el tipo de información ni
cuales sectores gubernamentales serían afectados con dichas informaciones
motivo para cometer el vil asesinato.
Al hacer su denuncia el presidente del Colegio
Dominicano de Periodistas se hace blanco de los sectores incontrolables del
gobierno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ligados al asesinato, es
por ello, que pedimos al presidente de la República Lic. Danilo Medina, ordenar
una exhaustiva investigación sobre el horrendo crimen y al mismo tiempo pedimos la protección necesaria
para el Lic. Olivo de León, en aras de preservar su vida, ya que con dicha
denuncia corre la misma suerte que Blas Olivo, y es su deber como jefe de
Estado vigilar y preservar la vida de todos los ciudadanos.
Acciones sin concordantes:
A raíz del asesinato del periodista Blas Olivo, los
cuerpos investigativos debían y tenían que encontrar un culpable, fue así como
vincularon a una banda de sicarios, comandada desde la Cárcel Correccional de
Monte Plata, encabezada por José Miguel Rodríguez Almonte, quien guardaba
prisión acusado de pertenecer a la red del narcotraficante José David Figueroa
Agosto, y por dar muerte a Omar Antigua Polanco, supuestamente perteneciente a
la misma red y de otros asesinatos, entre ellos a Vanessa Cesariana Capellán
(Alias Bianca la Gorda) y Rubén Soto Hayet, propietario de la Plaza Francesa,
entre otros.
Con la muerte de Olivo, a los cuerpos investigativos
le fue muy cómodo acomodar ese crimen a un reconocido sicario que ya de hecho
guardaba prisión, fue como así determinaron que el culpable del mismo había
sido Job
Sin embargo, luego de que la policía determinara que
el supuesto responsable del crimen
guardaba prisión, ellos necesitaban a un criminal mudo, fue así como el
día 12 de Junio sucedió algo casi esperado, Job caía abatido de cuatro balazos,
al enfrentar a los agentes especializados que requisarían su celda, aunque
algunos medios de prensa informaron que el presidiario muerto, antes de ser
baleado fue degolladlo, y de ser así esto pone en dudas tal enfrentamiento.
Al final de toda esta historia solo queda hacerse una
pregunta, ¿Quién o quienes introdujeron el arma de reglamento con la cual Job
enfrento a los agentes policiales, que finalmente acabaron con su vida, al
menos que esto no fuera un escenario preparado al estilo de: Crónica de una
Muerte Anunciada?
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