La República Dominicana inminentemente será condenada
por los Organismos Internacionales de
derechos humanos y fundamentales del hombre, debido a la reiterada violación a
estos derechos ciudadanos puesto en práctica en contra de los nacionales hijos
de inmigrantes, llevado a cabo por diversos representantes de su gobierno; que
actúan de espalda a las leyes y reglamentos existentes, sin tomar en cuenta las
fatales consecuencias que recaerán sobre este sufrido pueblo, quien al final
tendrá que pagar los platos rotos.
Ayer vimos como una funcionaria de la cancillería
dominicana trataba de justificar los atropellos cometido por su gobierno, sobre
todo contra ciudadanos de descendencia haitiana, por ante la audiencia 150 de
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Notorio fue como la señora Radhys Abreu de Polanco,
turbada y é incoherente exponía sus
alegatos, sin que estos pudieran convencer a los allí presentes, a los
espectadores y lectores de los diversos medios de comunicación, mientras los
representantes de los nacionales afectados exponían gallardamente la situación
de sus representados.
Una vez más
quedó demostrado que fue un error de parte de las autoridades de migración impedir
la salida del país a la señora Juliana Degüis, hacia los Estados Unidos para
exponer su caso de manera personal ante la audiencia del CIDH, a pesar de tener
una visa especial del departamento de Estado de USA (ignorando la autoridad y
competencia de los Estados Unidos); que aunque ésta decisión ha sido aplaudida
por otros funcionarios y organismos del gobierno dominicano, la misma puso en
evidencia, ser una prueba más de la violación a los derechos fundamentales del
hombre y a los reglamentos internacionales y de la Constitución misma del país.
Los alegatos de Migración fueron muy flojos, tomando
en cuenta que los estadounidenses hasta casi a esta fecha solo necesitaban un
Acta de Nacimiento y ahora lo pueden hacer con una simple “Licencia de
Conducir” y a los europeos se le permite entrar y salir del país con un carnet
de identidad personal, con la denegación de salida de la señora Degüis, los
flamantes funcionarios pensaron que “el fin justificaba los medios”.
Se debe considerar como descabellada la petición del
presidente de la junta Central Electora (JCE) Roberto Rosario M. en
relación a que el República Dominicana
no debía participar en dicha audiencia, al igual que el director de Migración,
señor Tavéras, pidió también al presidente Danilo Medina, no humillarse ante
tan delicado tema, razón por la cual solo resta hacerse algunas preguntas:
¿sabrán estos flamantes funcionarios de las consecuencias que sobrevendrán al
país por desoír a los Organismos Internacionales de los derechos humanos?
¿Qué pasará con la República Dominicana, luego de una
condena de tal naturaleza?
¿Cuáles sanciones recibiría el país como violador de
los derechos de los demás?
¿Hacia dónde los racistas nazionalistas que se creen dueños
del país pretenden encaminar a todo el pueblo dominicano?
¿Y por qué siempre es el pueblo el que tiene que pagar
los platos rotos?
Ahora al excelentísimo señor presidente de la
república Lic. Danilo Medina Sánchez, solo le queda obrar con inteligencia.
Que Dios bendiga, e apiade y proteja a todo el pueblo
dominicano.
La autora es periodista
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