Himno a la Patria

viernes, 28 de julio de 2023

El rincón de Los Párrafos “

Entrevista “Publicada en el Periódico Listín Diario” Primera Parte: Por Nèstor Medrano, entrevista a Josè Màrmol Josè Màmol: La poesía es muchas cosas o nada. Incluso llega a ser lo que nunca srà. Actualizada domingo, 25 de septiembre de 2016 – 04:00 José Mármol es, sin lugar a dudas, un referente de la literatura dominicana desde hace décadas. Si bien la poesía y la obra filosófica de este pensador han trillado un largo camino, forjadas de conceptuosidad y del magma que ha atravesado fronteras, de él hay que decir que es la figura descollante de la llamada generación de los ochenta, que tantos buenos partos literarios generó para bien de nuestra poesía, fundamentalmente. Joven y con una trayectoria caudalosa en términos de producción, recibió el Premio Nacional de Literatura que adjudican la Fundación Corripio y el Ministerio de Cultura, hasta ahora el lauro más prestigioso del país, al igual que el Premio Casa América de Poesía, que ya de por sí lo catapulta en términos de proyección y nos habla de una República Dominicana con autores de categoría universal. En esta entrevista se destacan dos aspectos: José Mármol es un intelectual terminado en todo lo que respecta a las ideas, a los fundamentos de esas ideas y a las convicciones que pueden plantear esas ideas en determinadas coyunturas. Y un segundo aspecto es que no rehúye a temas. Responde preguntas difíciles, con una altura desbordante y leerlo, es un estímulo más que para las generaciones asentadas en el trono de su confort, para las nuevas generaciones inquietas, que se sacuden y hormiguean buscando nuevas fuentes de donde abrevar. Nos recuerda aquellos años que los poetas de los ochenta recordarán, algunos con dolor, otros con inquina y otros con el placer de haber conformado una generación sólida, que es hoy la que más sobresale en ese mar proceloso donde todavía gravitan hombres y mujeres de la generación de posguerra, del interiorismo y esa crisálida a veces especial y otras veces mancornada por rarezas especiales de los autores de los noventa y los de ahora. “Yo, en cambio, opté por ser ecléctico y crítico, y pude leer, al mismo tiempo, a Feurbach, Marx, Engels, Lenin, Trotsky, Gramsci, Mao, Min, y también a Kant, Hegel, Popper, Anderson, Deleuze, Foucault, Bachelard, Sartre, Heidegger y Nietzsche, entre otros. Si bien fui lastimado, afortunadamente, no sé guardar ni cultivar rencor. Asumí la responsabilidad, sobre la base de la convicción, de promover la literatura como un compromiso con la creación a partir del lenguaje. Todo lo demás era y sigue siendo accesorio”, dice José Mármol al hablar de ese momento del Taller César Vallejo. José Mármol nos habla de crítica literaria, la asume desde todos los puntos sin complacencias ni benignidades gratuitas, nos dice: “Tenemos académicos que se han formado al amparo de determinadas escuelas o corrientes críticas de renombre en Europa o Estados Unidos, pero que, salvo muy contadas y meritorias excepciones, no han hecho más que alinearse a esos preceptos y repetirlos a su modo, sin ser capaces de fundar un nuevo pensamiento, una nueva visión, una nueva mirada creativa sobre lo literario, para abrir con ello un espacio a la crítica con criterio. Ahora bien, la crítica es parecida a la novela, en el sentido de que necesita de una industria editorial que la desafíe, de unos medios de comunicación que la hagan parte suya y de una vida académica que trascienda el adocenamiento repetitivo de lecciones entumecidas en folletos rancios y grasientos. Por si fuera poco, en nuestros intelectuales y escritores no hay lugar para el disenso. Si ejerces la crítica, con respeto, pero, con libertad de criterio, y lo que cuestionas no es del agrado del autor, entonces te granjeas un problema de tipo personal. Puedes ser llamado a duelo, porque la prepotencia narcisista de quien ha cometido un libro no tolera el que disientas de su creación. Es un tema muy complejo, cuyo círculo vicioso no convertiremos en virtuoso hasta tanto entendamos que es un error tratar de reducir a priori un objeto concreto de lenguaje, como es la obra literaria, a un concepto o una serie de preceptos categoriales, a veces convertida en parafernalia abstracta”. De este tema y de otros de mucho impacto, nos habla José Mármol. A continuación La Entrevista: Hubo un José Mármol, narrador y poeta argentino, de la generación del 1837, autor de una novela emblemática, Amalia que combatió la dictadura de Juan Manuel Rosas, ¿qué tipo de dictadura le ha tocado enfrentar al José Mármol dominicano, de la generación de los 80? JM: Además de la tiranía que sobre mí ejerce mi aprendido sentido de la responsabilidad, porque fue un valor inculcado por mis padres y maestros, también la disciplina se me ha vuelto una rutina esclavizante que, como política de vida cotidiana es, al fin y al cabo, caprichosa, aunque placenteramente, dictatorial. Ahora bien, la verdadera y despiadada dictadura es la que sobre el ser humano actual ejercen la sociedad y cultura del rendimiento en el tiempo laboral y la práctica del consumo, que han fulminado el ocio creativo y al homo ludens, para reducirnos a la tiranía de la eficiencia, la productividad y la alienación por lo banal y superfluo, que por falta de diferenciación y espíritu crítico en el sujeto digital, el desdichado homo savants, nos ha conducido al burdo homo laborans, un reducto desechable del tránsito de la producción al consumismo delirante y de la revolución digital. Se trata, pues, de la dictadura de nuestra modernidad tardía, la revolución tecnológica y digital, y las relaciones de producción del siglo XXI; una dictadura en la que el sátrapa es, contra sí mismo, cada uno de nosotros en sacrificial ejercicio de autoexplotación sin horario, autovigilancia y pérdida de libertad, en detrimento de la riqueza del espíritu y del vínculo humano con el otro y por el otro. Laboro, luego existo, es la nueva máxima de la posmodernidad y la globalización de la desigualdad y el sufrimiento humanos. ¿QUÉ ES LA POESÍA? JM: La poesía es muchas cosas y nada. Incluso, llega a ser lo que nunca será. Desde el ver con asombro donde los demás ven con costumbre, de Borges; la ética de la forma en Valéry; el acto de comunión, en Paz; la palabra esencial en el tiempo, de Machado; el caracol nocturno en un rectángulo de agua, de Lezama; el arma cargada de futuro, de Celaya; el agua que casi no se ve en el vaso, pero, que pone de un lado el mundo y del otro lado, casi nada, de del Cabral, hasta aquello que hace que no ocurra nada, según el credo de Auden, o la percepción infinita de las cosas, según Blake; o bien, como en Hölderlin, aquello que sobrevivirá como único testimonio del ser humano sobre la tierra y el espacio. La poesía es un ser siendo. El poema, en cambio, es un hecho concreto de lengua y cultura, en cuya pluralidad de sentido y multivocidad se registran, y quedan trascendidos, el individuo creador, la sociedad, la lengua-cultura y la época que le vieron nacer. ”Periódico Listín Diario” Publicidad “Entrevista Actualizada domingo, 25 de septiembre de 2016 – 04:00”

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