En los últimos años, la República Dominicana ha enfrentado uno de los desafíos más complejos de su historia reciente: la crisis migratoria haitiana. Un tema que, más allá de las cifras y las fronteras, se ha convertido en un termómetro político, social y humano. Como ciudadano que ha respaldado públicamente al presidente Luis Abinader —incluso en foros internacionales—, comprendo las críticas de quienes exigen acciones inmediatas. La confianza en su liderazgo no debe ser ciega, pero tampoco puede ignorarse el contexto en el que se construyen las soluciones.

El Discurso Internacional y la Verja: Bases de un Proyecto Inconcluso
Desde el inicio de su mandato, Abinader ha llevado el tema migratorio a escenarios globales con una claridad sin precedentes. Su denuncia sobre el abandono histórico a Haití por parte de la comunidad internacional no solo es justa, sino necesaria. La construcción de la verja perimetral, aunque simbólica y criticada por algunos, es un paso tangible hacia la seguridad fronteriza. Sin embargo, estos esfuerzos hoy parecen insuficientes ante el flujo migratorio desbordado que impacta comunidades dominicanas, satura servicios públicos y genera tensiones sociales.

La Hora de las Decisiones Contundentes
El presidente ha demostrado entender la gravedad del problema. Pero el reloj de la historia avanza, y la ciudadanía —incluidos sus partidarios— reclama acciones definitivas. No se trata solo de reforzar la frontera, sino de implementar políticas integrales:

  1. Control Migratorio Efectivo: Más allá de la verja, se requiere tecnología de vigilancia, coordinación con organismos internacionales y un sistema de repatriaciones ágil y respetuoso de los derechos humanos.
  2. Presión Diplomática Renovada: La comunidad internacional no puede seguir evadiendo su responsabilidad. República Dominicana debe liderar un frente regional para exigir ayuda real a Haití, no promesas vacías.
  3. Inversión en Datos y Transparencia: Un registro migratorio actualizado y acceso público a estadísticas claras son esenciales para desmontar narrativas polarizantes y combatir la desinformación.

El Legado de Abinader: Entre la Historia y la Urgencia
Este no es un asunto meramente político; es una prueba definitiva para el juicio de la historia. ¿Cómo recordará el pueblo dominicano a Abinader? Como el líder que articuló discursos brillantes pero se ahogó en la inacción, o como el presidente que, en un momento crítico, priorizó el interés nacional sin perder de vista la humanidad?

La respuesta depende de decisiones que no admiten más dilación. Cada día de espera profundiza la crisis en provincias fronterizas, alimenta el descontento social y fortalece a grupos extremistas que ven en el conflicto una herramienta de división. El mandatario tiene la oportunidad —y los recursos— para actuar con firmeza, sin caer en espectáculos mediáticos ni medidas populistas.

La Confianza se Renueva con Hechos
Sigo confiando en que Luis Abinader tomará las medidas necesarias. No por lealtad partidista, sino porque creo en su capacidad para entender que este es el momento definitorio de su gobierno. La historia no juzgará sus intenciones, sino sus resultados. Y el pueblo dominicano, agotado de promesas, merece ver acciones que protejan su soberanía, su estabilidad y su futuro.

El presidente tiene la palabra. Y el tiempo, aunque corto, aún está de su lado.