Por Danilo Cruz Pichardo
Hubo inflación universal, de la cual la República Dominicana no podía salvarse, porque el grueso de las materias primas, con que se elaboran los productos de consumo masivo, proviene del exterior.
Sin embargo, nadie puede descartar también que haya conflictos de intereses, porque más del 90% de los ministros son empresarios del mismo sector en que se desenvuelven, lo que no deja de ser una indelicadeza.
A Abinader le atribuyen tener muchos compromisos con la oligarquía. Con personas que no son políticas –algunas, inclusive, desconocidas al momento de la designación--, pero que aportaron muchos millones en campaña y se les está pagando su inversión. Esa inversión los funcionarios suelen sacarla multiplicada.
Pero independientemente de los pagos de favores el presidente Abinader se ha propuesto, desde su inicio, realizar un gobierno para la oligarquía, lo que se deduce de las designaciones realizadas, con la concesión de contratos y contratas, con los fideicomisos y con la gente que recibe a diario, así como la que le rodea. Se confirma que los contratistas, en su mayoría, son personeros privilegiados del Estado desde los tiempos de Balaguer y también pasaron por los gobiernos de Leonel Fernández y Danilo Medina.
Esa inclinación oligárquica ahora pretende aplicarla al PRM, excluyendo de la Comisión Ejecutiva a Tony Raful, premio de la literatura nacional, Ramón Alburquerque, el mejor técnico que tiene el país, Fafa Taveras, un héroe nacional, y Guido Gómez Mazara, joven inteligente, de gran carisma, de raíces revolucionarias y precandidato a la Presidencia de la República.
Todos enarbolan el pensamiento peñagomista, líder político al que el presidente Abinader nunca apoyó las veces que fue candidato. Ni en 1990 ni en 1994 ni en 1996. La Familia Abinader estuvo en el Frente Patriótico en 1996, pero que al llegar al poder Leonel Fernández ignoró tanto a Abinader padre como hijo.
Sin embargo, una muestra de que Peña no guardaba rencor estuvo en designar al doctor José Rafael Abinader candidato a senador por la provincia Santiago para los comicios de medio término de 1998. Peña murió el 10 de mayo de ese año y el certamen electoral se realizó 6 días después. El pueblo se volcó a votar por el PRD y resultaron electos hasta los candidatos que estaban supuestos a perder, como es el caso del doctor Abinader.
Ahora Luis, que no menciona a Peña Gómez ni le reconoce nada, saca de la dirección del PRM a los pocos dirigentes que todavía enarbolan el ideario de ese líder nacional. Después de la desaparición física de Hugo Tolentino, Ivelisse Prats y Tirso Mejía Ricart Se creía, en principio, que doña Milagros, impulsada siempre por Peña y convertida en senadora del Distrito Nacional, se convertiría en un muro de contención contra la despeñagomización del PRM, pero se le observa muy a gusto con las medidas y en cofradía con la oligarquía nacional.
Es penosa la inversión de valores y la degradación que exhibe el PRM después de llegar al poder. Esos dirigentes nacionales fueron remplazados por tres empresarios, sin carrera dentro del viejo PRD, pero tampoco en el PRM.
Uno de ellos es Ito Bisonó, que es diplomático en lo personal, pero se trata de un dirigente reformista de toda la vida, cuyo discurso se basó siempre en las obras de Balaguer, mencionando solo las grandes construcciones físicas, como presas, acueductos, puentes, carreteras, escuelas, etc., pero obviando la otra obra que consiste en los crímenes de dominicanos, de violaciones a los derechos humanos y a las libertades públicas. A Ito se le atribuye una gran fortuna económica y es esposo de una dama de la familia León. ¿Ensayará un nuevo discurso o seguirá resaltando a Balaguer?
Otro de ellos es Samuel Pereyra, actual administrador del Banco de Reservas, un joven que la gente no conoce. Se dice que es empresario, de conducta no muy clara y que aportó mucho dinero en campaña.
El tercero es Robertico Salcedo, joven empresario televisivo, al que le endilgan realizar espacios de contenidos banales, donde solo se habla de moda y se denigra a la mujer dominicana. Todavía más: de ese muchacho se dice que es arrogante, clasista y de gran rechazo en la población, tal y como lo confirman los comentarios que se leen en las redes.
Sorprende que Fausto Mata, Boca de Piano, que expresó su interés en ingresar al PRM no se le haya hecho caso, pese a ser un comediante humilde y sencillo. Se desconoce si le dieron “bola negra” por no ser buen mozo y de origen pobre. En cambio se comenta que a la Comisión Ejecutiva del PRM serían llevados Celso Marranzini, El Alfa y Alofoque.
Son inclusiones que generan rechazo. Rechazo hasta en personas vinculadas al Gobierno, que no se pronuncian por temor a cancelación.
Además, ¿cómo se sienten, en estos momentos, los senadores, diputados, alcaldes y regidores del PRM, que son verdaderos líderes en sus respectivas demarcaciones geográficas?
Las medidas adoptadas por el PRM son ilegales estatutariamente y muestran intolerancia para los que disienten del Gobierno. Las redes sociales se han convertido en un avispero en torno al tema, donde la mayoría de los comentarios rechazan tanto las exclusiones como los ingresos de aquellos que los gobiernistas, adocenados y lambones denominan “sangre nueva”.
Algunos analistas políticos no descartan una eventual división en esa organización política, por la comisión de errores mayores a los de Miguel Vargas, un empresario aliado al PLD, los cuales dieron motivo al nacimiento del PRM. Vargas, sin embargo, no excluyó a nadie. Y ahora se observa una gran intolerancia hacia aquellos dirigentes del PRM que disienten del presidente y se oponen a que el partido sea entregado a la oligarquía.
Los errores cometidos por la dirección del PRM, que son por mandato de Abinader, solo se justifican en personas embriagadas de poder y con exceso de un triunfalismo basado en encuestas falsas, pagadas por ellos mismos.
Es una lógica que un líder político procure sumar, no restar. Lo que se imponía era que Luis Abinader trabajara por la unificación del PRM, pero él prefirió botar gente, creyendo que así acaba con los opositores, cuando lo que ha hecho es multiplicarlos tanto dentro como fuera de la organización, lo que hace pensar en serio en una eventual división y que la reelección se tambalee.
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